Las semanas de noviembre transcurrían tranquilas para Paulina Campos. Estaba viviendo su segundo embarazo y tenía la experiencia suficiente para detectar cambios o situaciones fuera de norma a sus 32 semanas de gestación. Sin embargo, las cosas se dieron de manera distinta. Luego de una serie de contracciones decidió ir a la clínica donde —sin imaginárselo— quedó hospitalizada para seguir atentamente la evolución de la pequeña Coni en su interior.
Leer artículo completo