Ver a un hijo por primera vez es sin duda uno de los eventos más importantes en la vida de los padres. Hoy, esto es posible antes del nacimiento gracias a la ecografía prenatal, examen que se recomienda realizar habitualmente cuatro veces durante el embarazo, cada una con un objetivo específico de acuerdo a la etapa de gestación.
El doctor Daniel Pedraza, ginecólogo de Clínica Alemana, destaca la importancia de realizarse estos exámenes, “porque entregan información útil al médico tratante, ya sea confirmando que todo avanza bien o permitiendo la detección de anormalidades, con lo que es posible un manejo oportuno y adecuado“.

Primera ecografía

Es recomendable realizarla alrededor de la séptima semana. Con ella se puede conocer la ubicación del embarazo, la edad de gestación, su concordancia con la fecha de la última regla (FUR), si es un embarazo único o múltiple y si hay signos que sugieran riesgo de aborto, entre otros.

Segunda ecografía

Se realiza entre las semanas 11 y 14. Es muy útil, ya que permite evaluar cómo será la función placentaria durante el embarazo, utilizando la técnica Doppler, y conocer el riesgo individual de patología cromosómica o trastorno genético, como síndrome de Down, entre otros. Incluso, a pesar del pequeño tamaño del feto, se pueden evaluar precozmente algunos aspectos de su anatomía.

Tercera ecografía

Se efectúa entre las semanas 22 y 25. Después de la anterior, esta es la segunda ecografía más importante, porque permite evaluar la anatomía fetal de manera detallada y detectar malformaciones mayores con una alta efectividad (más del 90% si es realizada adecuadamente).
Así es posible diagnosticar o descartar cardiopatías congénitas, hidrocefalia, alteraciones del riñón, hernia diafragmática, labio leporino, espina bífida, entre otros. Estas condiciones requerirán de un seguimiento y manejo multidisciplinario y, en algunos casos, incluso un tratamiento intrauterino.
Aquí también se reevalúa el riesgo de restricción del crecimiento fetal y preeclampsia (hipertensión en el embarazo) mediante el Doppler de arterias uterinas maternas, además de medir el cuello del útero para identificar si hay riesgo de parto prematuro grave. Con esta información, el médico tratante puede realizar un manejo que mejore el resultado perinatal.

Cuarta ecografía

Luego de las 28 semanas, se analiza el crecimiento fetal, se confirma la ubicación definitiva de la placenta, se evalúa el volumen del líquido amniótico y es posible conocer la condición de oxigenación del feto si se requiere.

 

Fuente: www.alemana.cl