«En marzo de 2020 estaba en mi periodo posnatal luego del nacimiento de mi hija Lucía, hoy de 4 meses. Mi idea era aprovechar marzo, abril y mayo en casa, disfrutarla y darle un poco de exclusividad. Tal como lo hice con mis otros niños, tenía la idea de llevarla luego a mis labores en el restaurante «Quínoa» y «El Huerto» en las mañanas y pasar las tardes con ella en casa.
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Sin embargo, llegó la cuarentena y nos tuvimos que adaptar a una nueva vida. Los restaurantes comenzaron a operar solo con delivery, tuvimos que reorganizar los turnos y horarios. En el día a día, los niños empezaron a tener clases por Zoom y necesitaron el apoyo constante de sus padres para la realización de las actividades. Mi nana, que trabajaba puertas afuera, no pudo seguir trasladándose, así que tuve que hacerme cargo de la casa también.
¿Cómo me organicé con todo? Tomándomelo con mucha calma y compartiendo tareas con mi marido. Vivimos en un pasaje y en este tiempo lo hemos valorado más que nunca. Nos hemos ayudado y acompañado durante esta cuarentena y ha sido un lujo ser parte de esta comunidad conformando redes.
Debo reconocer que habíamos vivido tiempos difíciles con el estallido social, pero esto ha sido devastador para la industria gastronómica, de la cual formo parte. Estamos sobreviviendo gracias al delivery, pagando los gastos básicos de operación y sin recibir ganancias. Espero que podamos reabrir las puertas pronto. Pienso que todos tendremos la necesidad de salir, de distraernos, de tomarnos un café en una terraza y de compartir. Claro… siempre intento ver el vaso medio lleno.
A pesar del cansancio que implica estar a disposición de los niños y de la casa 24×7 debo reconocer que el poder disfrutar y compartir con ellos me ha hecho sonreír como mamá. Julián, mi hijo mayor está en primero básico, así que me ha tocado acompañarlo en todo el proceso de aprendizaje de la lectoescritura y ha sido muy emocionante ver cómo se le abre un mundo nuevo a él, a mi segunda hija Sara y a mi guagua Lucía».
Sol Fliman estudió pedagogía básica y luego cocina y pastelería en la Escuela de Hostelería Hofmann (Barcelona). Fundó el restaurante «Quínoa», tras aprender de la experiencia de su padre, dueño del restaurante «El Huerto».
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