Hay quienes piensan en el bullying como algo ajeno a su mundo. Lo asocian solo a situaciones de acoso extremo, con daño físico incluido, y suponen que sus hijos se mueven entre pares confiables, con familias “normales y parecidas a uno” y que los abusadores son “otro tipo de gente”. ¡Nada más lejos de la realidad! El bullying puede aparecer en cualquier colegio, en cualquier curso, en cualquier comunidad, entre amigos o vecinos incluso. Y es que no se necesita que un niño llegue con un “ojo en tinta” para presenciarlo: el acoso puede partir desde algo pequeño, un comentario desafortunado, un apodo o una broma cómplice entre compañeros que va creciendo en el tiempo.
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