Según el reporte 2016 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), organismo dependiente de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el consumo de marihuana ha aumentado en Chile. Información que es corroborada por Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), que indica que el consumo de mariguana se elevó de un 7,1% observado en el año 2012 a un 11,3% en 2014.

“Una posible explicación a esta alza es que se observa en la actualidad una disminución en la percepción del riesgo experimental y habitual por parte de los jóvenes, detectándose un aumento significativo en personas que declararon haber usado la marihuana por primera vez durante el último tiempo”, comenta la psicóloga y docente de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico, Susana Arancibia.

La profesional agrega que probablemente el aspecto más complejo está asociado a un descenso significativo de la desaprobación parental. “En otras palabras, los padres teniendo conocimiento del consumo de sus hijos, han dejado de percibirlo como un acto peligroso. Tal situación da cuenta de que la población en general vive un cambio en la percepción de riesgo, hecho complejo y que es necesario clarificar”, advierte.

Consecuencias

Dentro de los aspectos negativos de la marihuana, Susana Arancibia plantea lo siguiente:

  • Con su consumo se encuentra la posibilidad de generar un síndrome que altera funciones cerebrales, tales como la memoria, el estado de ánimo, el sueño, el humor, la atención, la coordinación, la cognición, la percepción de tiempo y distorsión de la información, entre los más evidentes.
  • Por lo mismo, científicos del National Institute on Drug Abuse (NIDA) de Estados Unidos han establecido una alerta mundial sobre los riesgos que el cannabis provoca en la salud mental y capacidades cognitivas de los adolescentes. Ellos señalan que mientras más temprano se inicie el consumo, el daño neuropsicológico será de mayor gravedad.
  • El sistema nervioso central en los adolescentes es más vulnerable a sufrir alteraciones en su estructura y conexiones neuronales por la introducción de sustancias exógenas como el cannabis.
  • Se genera no solo el habitual síndrome amotivacional, que implica la apatía y desinterés por los estudios, sino que además aumenta la posibilidad de sufrir brotes psicóticos y en casos de predisposición genética, actuar como gatillante de la esquizofrenia.

Por tanto, el consumo recreativo de cannabis se constituye por sí mismo en un riesgo que puede afectar no solo los estudios de los adolescentes, sino todo su desarrollo como persona.