Lo que los hijos imitan de sus padres
Muchas veces se escucha decir «que los padres son espejos o modelos para los hijos». También que «es más importante cómo actúas frente a ellos versus lo que les dices». Esto último se refiere a que si le ordenas a tu hijo que no debe mentir y luego él te escuchar decir una mentira a un vecino, el primer comportamiento quedará más fijo en su mente.
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¿Por qué se da este tipo de aprendizaje infantil? ¿De dónde nace? De acuerdo con Luis Pino, académico de Escuela de Psicología Universidad de Las Américas, este aprendizaje se da porque los criadores o padres son los primeros referentes de los niños, y son referentes conductuales, afectivos y vinculares. La genealogía de esta conducta obedece a que todos los animales tienden a imitar la conducta de sus primeros cuidadores. Conversamos con el experto para dar respuesta a algunas preguntas importantes sobre este tema. Inicialmente lo más imitado es lo gestual y conductual, lo cual obedece a que es una imitación de la forma en que los padres comunican. Los niños empiezan a imitar esa forma de comunicación, que finalmente es correspondiente con la dimensión afectiva. Esto quiere decir que lo más imitado respecto de los padres, dado el tipo de vínculo, son las emociones: cómo expresamos el cariño, el amor, la contención, la ira, el desprecio o la envidia, por nombras algunas. Eventualmente los niños pueden renegar de la imitación, aunque por lo general esta ocurre de manera involuntaria o sin que nos demos cuenta. Sin embargo, es parte del desarrollo positivo que los niños empiecen a buscar otros referentes para comenzar a imitar. Esto es típico de la preadolescencia, donde comienzan a ser otros los referentes, como el grupo de pares. [irp posts=»2511″ name=»¡Inculcar el buen humor en los niños!»] Estas diferencias están dadas por aspectos biológicos, sicológicos y sociales. Los aspectos biológicos tienen que ver con el temperamento, que son características conductuales asociadas a la personalidad que vienen dadas por la genética y no necesariamente están relacionadas con los padres. Respecto a lo cognitivo, esto tiene que ver con los tipos de aprendizaje que el niño va desarrollando. Finalmente, lo social tiene que ver con los tipos de interacciones que van marcando su conducta a lo largo de su estimulación infantil: lo educativo, las amistades y el proceso de socialización. La sumatoria de lo biológico, lo cognitivo y lo social hacen la diferencia entre padres e hijos, dependiendo de qué tan profunda sea cada una de esas dimensiones. Sin embargo, cabe destacar que los elementos similares a los padres, incluso conductuales, se pueden manifestar incluso en la edad adulta, no solo en la infancia. Toda la conducta de los padres es una instancia de espejo para los hijos y dentro de esa conducta habrá ciertos elementos o estímulos que al niño le parecerán más interesantes. Por ejemplo, cómo los padres responden a situaciones de crisis. La violencia es fácilmente imitable porque es más notoria que otras conductas: el cómo resuelvo un problema frente a una situación cotidiana, cómo enfrento a personas en la calle, etc. Insisto en lo que dije antes: lo que más aprendemos a imitar son las emociones, ya sean positivas o negativas. Aunque existen ciertos parámetros de crianza, estos son solo referenciales ya que cada situación es compleja y única al estar formada por muchos factores. Sin embargo, un elemento que implica buen vínculo es tener conciencia como adultos de las expresiones de ciertas emociones, es decir, tener conciencia de qué tan impulsivo soy como padre o madre o qué tan sensible soy, entre otras cosas. Esto ayudará a que cuando se vincule con otra persona no diga o haga cosas que puedan dañar a un tercero, en este caso, a su hijo. Será este grado de conciencia el que ayudará al padre o madre a mantener vínculos estrechos y, a partir de eso, el niño que observa su conducta tendrá cercanía y confianza con él o ella. Esto es un motor que sustenta las relaciones a lo largo del tiempo, sobre todo con los padres, que van cambiando como referentes o modelos, ya que no lo son para toda la vida. [irp posts=»5041″ name=»Padres ansiosos: ¡No traspasemos miedos a los hijos!»]
Lo cierto es que, queramos o no, la atenta mirada de los hijos está puesta sobre los padres en todo momento. Esto implica una gran responsabilidad para los adultos cuidadores, ya que si queremos traspasar valores que se traduzcan en un desarrollo emocional y social saludable debemos practicar con el ejemplo.
¿Qué áreas o conductas son las más imitadas por los hijos respecto de sus padres?
¿Existen casos donde el niño reniegue de estos modelos y busque su propio camino?
A veces los hijos son totalmente diferentes a sus padres. ¿Qué ocurre en este caso?
¿Qué cosas específicas pueden estar mirando los hijos y que los padres no nos damos cuenta o no le damos importancia?
¿Qué consejos se pueden dar a los padres para lograr una identificación positiva y fructífera para el desarrollo de sus hijos?