Para nadie es sorpresa saber que, al momento de cumplir 18 años, el 90% de los adolescentes chilenos usa internet, de los cuales al menos el 76% se conecta en alguna red social diariamente.

También sabemos que una de las cosas que más buscan los jóvenes son los llamado “likes” (“Me gusta”) de sus publicaciones.

Para ellos, obtener este tipo de respuesta positiva de sus pares es casi adictivo. Esto tiene una razón biológica: al obtener un “like” se activa en el cerebro el “centro de recompensas”, que provoca la misma sensación de placer que produce ganar dinero, comer un chocolate, etc.

Aceptación

La necesidad de pertenecer, de ser aceptado, es una parte normal de la adolescencia. Es una de las maneras en que aprenden las reglas básicas de comunicación y aprenden cómo se forman relaciones en la etapa que están viviendo. Estas habilidades son fundamentales para su adecuado desarrollo.

Vida social

Las redes sociales son una extensión de las amistades en la vida real del joven. Esos “likes” son la confirmación de la aceptación del grupo y de ahí la importancia y valor que tienen en la vida de tu adolescente.

Sin embargo, se ha comprobado que el número de “likes” puede influir en alguna medida en su comportamiento (aprobando imágenes con más número de “likes” que otras con menos, por ejemplo, a pesar de que no necesariamente le gusten.) Además, se ha visto que algunos jóvenes pueden ver su autoestima afectada cuando la imagen o frase publicada no obtuvo la aprobación esperada.

Tu hijo sólo está haciendo lo que es esperado para su edad: poniendo “likes” y publicando fotos e ideas en las redes sociales está tratando de definir quién es, quién quiere llegar a ser y en qué cree.

Cuando surge algún problema, no es culpa de las redes sociales sino de la persona que las está manejando. En este caso, tu adolescente.

¿Qué hacer?

A pesar de lo poco que entiendas o manejes este tema, tu papel como padre o madre de familia es fundamental en la vida del joven.

Las conversaciones que tengan sobre diferentes temas, los claros y firmes lineamientos que establezcas como reglas de la casa, tu aceptación a quién es él como persona, las responsabilidades en el colegio y en casa que deba de cumplir.

En fin, toda tu estrategia disciplinaria —a pesar de que ya tenga 13, 15 o 19 años— será su “esqueleto”, la estructura que irá formando y fortaleciendo el carácter, que terminará de determinarse en los primeros años de su vida adulta y que le permitirá formarse un buen destino.

¿Cómo actuar?

Esto no significa, por supuesto, que debas fiscalizar todo lo que tu hijo hace en redes sociales, o que debas tener una opinión sobre cada cosa publicada por él o por sus amigos. Es importante recordar que los adolescentes necesitan su espacio e incluso su privacidad.

El truco (¡siempre difícil de dominar!) es estar presente en su vida: tener una relación lo suficientemente cercana, tranquila y cariñosa como para detectar algún problema y actuar en consecuencia; mantener un ambiente familiar que promueva la conversación sobre temas cotidianos, algunos sin importancia y otros fundamentales, de tal manera que tu hijo tenga oportunidad de argumentar sus creencias y convicciones.

De esta forma, podrás acompañarlo y guiarlo en esta difícil tarea de establecerse como una persona adulta íntegra y capaz.

Con el tiempo y la madurez que trae consigo, poco a poco tu hijo aprenderá que no son necesarios los “likes” para encontrar su propio espacio en la sociedad. Lo importante es quién eres como persona y las normas por las que te riges. Eso determinará la calidad de tu vida.

 

redes sociales

Mónica Bulnes. Sicóloga.
Creadora del portal www.preguntaleamonica.com.
Especialista en relaciones familiares y personales. Escritora y conferencista internacional.