El estrés es parte del día a día de mi consulta. A diario recibo a muchos padres y madres que vienen corriendo, llegan atrasados y “se tienen que ir volando”, ya que su agenda está atochada de cientos de responsabilidades por cumplir. El “check list” es eterno y está colmado de asuntos laborales, familiares, escolares, de salud, etc.
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Una lista típica de un adulto es una lista que en estos tiempos se rebasa. Esta fuerte demanda puede causar altos niveles de estrés y
ansiedad en adultos. Al mismo tiempo, al estar tan ocupados y estresados puede disminuir considerablemente nuestra disponibilidad como padres.
Son habituales los relatos de niños donde aparece la preocupación y el dolor por el cansancio, irritabilidad y nerviosismo de sus padres. A veces sienten que no tienen un lugar en casa, se sienten abandonados y que “son un cacho”. Otros se preocupan por aliviar a sus padres, siendo serviciales con ellos y atendiéndolos. Y otro grupo se queda absorto en los videojuegos, sin esperanza de encuentro.
Debemos tener claridad que dentro de nuestras funciones como padres está el acompañar y ayudar a los hijos a regular su estrés o su sufrimiento, y no viceversa. No son ellos los que tienen que absorber nuestro estrés.
Recomendaciones para evitar el estrés
- Es preciso encontrar un modo de no traspasar la tensión o estrés a nuestros hijos y que las fuertes demandas modernas no interrumpan de manera constante nuestros vínculos más importantes.
- La American Academy of Pediatrics recomienda evitar traspasar frustraciones y dinámicas laborales a la casa.
- Aquellos padres que trabajan mucho deben buscar la forma de dar continuidad a los tiempos de calidad y a algún tipo de presencia, a pesar de la carga laboral. Por ejemplo: levantarse unos minutos más temprano para desayunar juntos o fijar una hora todas las tardes para comunicarse telefónicamente con los niños desde el lugar de trabajo.
- Se debe poner énfasis en la comunicación para hacerles saber a los niños que esa frustración o estrés no es a causa suya y que es importante sentirse cerca y en contacto real a pesar de las elevadas demandas.
- Debemos guardar un espacio para escucharlos, estar con ellos, contarles cosas y hacerles ver lo importantes que son para nosotros.
Por: María José Ortúzar, sicóloga. Instagram: mariajoseortuzarpsicologa
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