¿Cambiar o no de colegio a un hijo? Esta no es una decisión fácil y preocupa a muchos padres. Se hace especialmente difícil cuando tenemos que tomar la decisión por alguna dificultad que ha tenido el niño, ya sean problemas académicos, problemas disciplinarios o dificultades en el ámbito social. Puede ser porque él no se adapta al curso, porque es rechazado sufriendo burlas de parte de sus compañeros o por dificultades con los profesores. Sin embargo, esta decisión también puede motivarse al darnos cuenta de que el niño tiene habilidades particulares que el colegio no le permite desarrollar, como habilidades artísticas o deportivas. Estas son decisiones que obedecen a circunstancias que son opcionales, donde los padres deben estar atentos y ser generosos para ayudar al hijo en su desarrollo personal, más allá de los propios deseos.

Lo cierto es que existen numerosas causas que obligan a los padres a buscar un cambio de colegio para su hijo, sin mencionar por supuesto el cambio de domicilio. De acuerdo a la sicóloga Mónica Bendek, en todos los casos se debe tener presente que esta puede ser una situación muy estresante y angustiosa para el niño, especialmente cuando ha hecho amigos en un determinado centro. Por lo tanto, es muy importante cómo y cuándo plantear la cuestión. “Al niño se le debe hacer partícipe e involucrarlo en el cambio de colegio, pero no se debe olvidar que la decisión nunca debe recaer en él. Sí debe saber por qué se le cambia y hacerle comprender los motivos que los padres tienen para creer que es lo mejor para él”, comenta la experta.

Bendek es enfática al decir que en ningún caso se debe plantear el cambio de colegio como un castigo, ya que en muchas ocasiones se le dice al niño: “Si no mejoras las notas te cambio de colegio” o “si no mejoras la conducta te cambio de colegio”. En esas circunstancias es recomendable plantear el cambio de colegio como una ayuda, no como un castigo.

Cuando se plantee el cambio de colegio los padres deben destacar los aspectos positivos de éste, como el hecho de hacer nuevos amigos, vivir nuevas experiencias o recibir más ayuda de parte del colegio, sin tener por ello que dejar de lado ni olvidar a los antiguos amigos. “No hay que minimizar el miedo que pueden sentir los niños ante los cambios, el temor a no ser aceptados y a no hacer amigos, a lo que se suma la tristeza por dejar atrás a sus compañeros anteriores”, sostiene.

Aspecto académico

De acuerdo a la experta, al buscar un nuevo colegio se debe considerar el aspecto académico o tipo de enseñanza, tanto como el nivel de exigencia y estilo disciplinario, para que se ajuste a la personalidad del menor. Y es que no todos los colegios son adecuados para todos los alumnos, pues son muchos los factores que influyen en el “éxito escolar”. Recalca que el niño vaya a gusto a clases porque congenia bien con sus compañeros es tan importante como la relación que mantiene con los profesores y la metodología con que se imparten los contenidos. “Si un niño va contento al colegio cuenta con antecedentes favorecedores para evitar el fracaso escolar, ya que el resultado académico suele revelar que está ajustado al entorno. Pero hay ocasiones en que el niño puede estar muy adaptado, pero tiene dificultades específicas que no le permiten obtener logros y evolucionar adecuadamente. En esos casos se recomienda brindarle ayudar particular, como una sicopedagoga que lo oriente en pos de superar una dificultad específica del aprendizaje”, explica Bendek.

No olvidar

-Los expertos recomiendan involucrar a los niños en el cambio de colegio, pero no dejarles a ellos la decisión.

-Hacerle entender al niño que no perderá a sus viejos amigos, sino que ganará nuevas amistades.

-Si se va a cambiar de colegio es mejor que sea antes que tarde, ya que en la adolescencia es más problemático.

-Recordar al niño que es un proceso lento, que él también tiene que poner de su parte y dar tiempo a sus nuevos amigos para que lo acepten.

-Hay que tener paciencia con sus cambios de humor, ya que necesita tiempo para adaptarse.

-Hay que ayudarle a ver el cambio como una oportunidad, como una buena ocasión para que el niño pueda mostrarse tal como es, con libertad. Esto cobra especial importancia en el caso de los niños tímidos.