Los gustos y preferencias alimentarias de los niños pequeños cambian de un día para otro y pueden ser difíciles de seguir. Aquí les presentamos nuestros mejores consejos para lidiar con una niña o un niño caprichoso con la comida en casa.
1-Si no lo consigues a la primera, inténtalo de nuevo
¿Sabías que un niño pequeño puede necesitar probar un alimento nuevo más de diez veces antes de decidir si le gusta? Si tu hijo se niega a comer ciertos alimentos, no hay por qué preocuparse. De hecho, esto es algo muy común. Introduce nuevos alimentos de forma gradual y vuelve a intentarlo con los que no han funcionado. Otra estrategia es mezclar una pequeña cantidad de comida que no le gusta a tu hijo con algo que sí le guste. Los gustos de un niño pequeño cambian constantemente: un alimento que hoy no le parece apetecible puede gustarle dentro de un mes.
Puede que un niño pequeño necesite probar un alimento nuevo más de diez veces antes de decidir si le gusta.
2-Ofrécele alimentos nutritivos variados
Aunque tu hijo no se coma todo lo que le ofrezcas, lo importante es proporcionarle una gran variedad de alimentos nutritivos entre los que elegir. Deja que explore los diferentes colores, texturas y sabores de frutas, verduras y otros grupos de alimentos. Si tu hijo tiene problemas con una determinada verdura, intenta ofrecérsela en su versión cruda y cocida. Puede que le guste una y rechace la otra.
3-Trabaja en equipo
Cuanto más participe tu hijo o hija en la preparación de su comida, más probable será que se la coma. Llévalo a la feria o al supermercado y deja que elija, o pregúntale qué frutas, verduras y otros alimentos le interesan. Habla con él de los nombres, el aspecto, el olor, la textura y el sabor. En casa, asígnale una tarea adecuada a su edad, como remover ingredientes en un bol o disponer verduras cortadas en un plato: se sentirá orgulloso de su propia creación y con ganas de probar lo que ha elaborado.
4-Confía en sus instintos
No te pelees con tu hijo o hija porque no se haya terminado toda la comida. Si se niega a comer algo o se come solo una pequeña cantidad, no pasa nada. No lo obligues ni lo presiones para comer y no caigas en la tentación de ofrecerle comida basura en su lugar. Es importante que los niños aprendan a escuchar al cuerpo y a entender las señales que lo avisan de que tiene hambre. Si tu hijo va ganando una cantidad de peso adecuada, se mantiene activo y tiene un aspecto saludable, es probable que esté alimentándose lo suficiente.
5-Ofrécele raciones pequeñas
Los bebés y los niños pequeños tienen un estómago mucho más pequeño que el de los adultos —del tamaño aproximado de un puño—, por lo que no pueden comer las mismas cantidades que sus padres. Asegúrate de ofrecer a tu hijo una cantidad de comida nutritiva adecuada para su edad y elógialo cuando coma, aunque sea poco.
6-No utilices la comida como recompensa
El hecho de utilizar la comida como premio por un buen comportamiento hará que los niños consideren algunos alimentos como «buenos» (por ejemplo, los dulces) y otros como «malos» (por ejemplo, las verduras). Esta forma de razonar puede llevar a unos hábitos alimentarios poco saludables en la edad adulta. En lugar de premiar a tu hijo con alimentos, prométele jugar a algo o salir a dar un paseo, ¡y cumple tu promesa!
7-Sé un buen modelo de conducta
A los niños pequeños les gusta copiar el comportamiento de los adultos a los que quieren y en los que confían. Si tu hijo te ve comer alimentos saludables o algún alimento que nunca ha probado, es más probable que quiera probarlo él también. Siéntense a comer juntos y hablen de la comida que tienen en el plato y de lo riquísima que está. Es muy probable que los niños se atrevan con determinados alimentos si sienten el acompañamiento de sus padres.
Por: Unicef