Recreación: clave para el aprendizaje y desarrollo de los niños
La recreación es especialmente importante en el desarrollo integral de los niños y adolescentes, ya que mejora su calidad de vida y les proporciona importantes beneficios psicoemocionales, cognitivos, físicos y sociales.
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La recreación aumenta la confianza en sí mismo de los niños y adolescentes, ya que en ese contexto se deben vencer desafíos e imprevistos del entorno que estimulan a dar lo mejor de sí mismo, a enfrentar y resolver nuevas dificultades aprendiendo de las diferentes experiencias. Cuando la recreación se realiza en plazas o parques, se suma la necesidad de interactuar con pares, desarrollando su capacidad de relacionarse, empatizar y resolver conflictos adecuadamente. El relacionarse en forma libre con su entorno, debiendo resolver autónomamente los diferentes retos o desafíos que este le pone, favorece el desarrollo de la imaginación, creatividad y memoria, junto con la concentración y atención. Además, en esta relación con el entorno, a través de su propia experiencia, se refuerzan nociones básicas como color, tamaño, forma, espacialidad y cantidad. Así también contribuye a fortalecer la noción de sana competencia y la tolerancia a la frustración. Entre los beneficios sociales de las actividades recreativas están el potenciar la consolidación de la propia identidad y sentido de pertenencia (a la familia, al grupo, a la sociedad), favoreciendo la inclusión social, la empatía y la participación en comunidad, además de prevenir comportamientos antisociales, violentos y disruptivos. La recreación favorece el desarrollo de diferentes destrezas motoras. El interactuar con el entorno y jugar activamente, tanto en forma individual como grupal, mejora la percepción corporal, el control de los propios movimientos, desarrolla la coordinación y el equilibrio y mejora su ubicación en tiempo y espacio. Es aconsejable que, desde pequeños, los niños exploren diferentes actividades recreativas y experimenten momentos de ocio que estimulen su propia imaginación y creatividad para lograr entretenerse. Buscando un desarrollo integral, estas actividades debieran ser no estructuradas, libres y variadas. En este sentido, es importante diferenciar una actividad no académica estructurada, que por muy lúdica o de esparcimiento que parezca, exige disciplina, reglas y metas (escuelas deportivas, escuelas de instrumentos, etc.) de aquellas actividades recreativas no estructuradas, que permiten un actuar libre, espontáneo y creativo sin otra meta que la distracción y relajación. El oír música, oír o tocar algún instrumento y bailar, o al menos mover el cuerpo al son de la música, ayudan a relajarse y controlar las emociones, favorecen la autoestima y mejoran la tolerancia a la frustración y la capacidad de resolver problemas, mejora la sensibilidad y aumentan la sensación de placer, alegría, felicidad y optimismo, además de calmar el estrés, la ansiedad y el dolor. También favorecen el desarrollo de la creatividad, imaginación, atención, concentración, memoria, esfuerzo y disciplina, logrando un mejor desempeño físico y un sueño más reparador. Realizar actividad física diaria tiene grandes beneficios. Favorece la relajación y disminuye la ansiedad; mejora la circulación, la respiración, la digestión y el metabolismo; estimula la concentración, la memoria y el aprendizaje; fortalece los huesos, los músculos, el sistema inmunológico, la motricidad, el equilibrio y el tono muscular. Asimismo, ayuda a desarrollar disciplina, perseverancia, constancia y, cuando se realiza de forma grupal, también el trabajo en equipo, la lealtad, la colaboración y el sentido de pertenencia. Por esto, es imprescindible, desde pequeños, fomentar el juego en movimiento (corriendo, saltando, bailando, con una pelota, etc.). Lo importante es que sea una actividad entretenida, que le guste, que disfrute y que lo motive. Para esto, se debe intentar desde pequeños desarrollarles el gusto por la lectura. ¿Cómo? Leyéndoles un cuento diariamente, permitiendo que miren y toquen los dibujos, que elijan el cuento de ese día, que puedan comentar sus sentimientos con confianza y tranquilidad. Incentivar que el momento de lectura sea una instancia lúdica, en que ambos puedan disfrutar y acercarse; que no sólo se asocie a dormir, sino que sea considerada como un momento agradable y entretenido más dentro de su rutina habitual. La lectura favorece la imaginación, la creatividad, la capacidad asociativa; despierta la curiosidad intelectual, desarrolla el entendimiento y la memoria. Al involucrarse en el libro, la lectura fortalece la capacidad de concentración y atención, mejora la lectura mecánica y comprensiva, logrando así estudiar de forma más eficiente, mejorando el aprendizaje y el rendimiento escolar. Leyendo también se desarrolla el lenguaje, se amplía el vocabulario, se aprende a utilizar correctamente las palabras y se mejora la ortografía. También es recomendable permitir que desde pequeños realicen manualidades, explorando diferentes técnicas artísticas (pintura, escultura, collage, tejido, bordado, greda, arcilla, plasticina, entre muchas otras). Estos momentos se pueden aprovechar para inculcar la cultura del reciclaje, utilizando restos de género o lana, revistas o diarios viejos, cartones, etc. Otra gran experiencia para realizar con los hijos es llevarlos a museos de arte, de ciencia, de tecnología, de colecciones o a diferentes exposiciones (para esto hay que estar atento a los nuevos eventos) u observatorios. El contacto con la naturaleza y la vida al aire libre es una instancia de recreación con muchos beneficios para grandes y chicos. Mejora el estado físico, favorece el desarrollo de la autonomía, creatividad e imaginación ya que expone de manera improvisada a diferentes desafíos. Al exponerse a la luz natural, tanto adultos como niños absorben más vitamina D, favoreciendo el desarrollo de los huesos. No es necesario ir a un lugar muy lejano y gastar mucho dinero para poder disfrutar de los beneficios de la naturaleza, es suficiente con salir al patio de la casa, o ir a la plaza o parque más cercanos. Estos juegos permiten desarrollar de forma lúdica la imaginación, creatividad, concentración, memoria, observación, capacidad de respetar turnos, seguir instrucciones, elaborar estrategias, tomar decisiones y resolver problemas. Aumentan el nivel de tolerancia a la frustración, ayudan a desarrollar la paciencia y respetar diferentes opiniones o formas de jugar y expresarse, a descubrir la importancia del esfuerzo y del trabajo en equipo. Para lograr que sea una instancia entretenida de aprendizaje, hay que seleccionar juegos acordes a la edad, personalidad y gustos de cada hijo.
La doctora Macarena Díaz, pediatra de Clínica Las Condes, recalca que si la recreación se realiza en familia sus ventajas son aún mayores, ya que fortalece los vínculos familiares fomentando una relación de confianza basada en el apoyo, cariño y diversión.
Beneficios psicoemocionales
Beneficios cognitivos
Beneficios sociales
Beneficios físicos
Actividades recreativas recomendadas
Algunos ejemplos:
1-La música, instrumentos y baile
2-Actividad física
3-La lectura como hábito para toda la vida
4-La cultura y el arte en todas sus expresiones
5-La vida al aire libre y el contacto con la naturaleza
6-Los juegos de casa, de mesa, de estrategia, de ingenio, de conocimientos y de destreza