Los días de verano ofrecen la oportunidad de generar juegos y actividades al aire libre. De hecho, el tener contacto con la naturaleza ayuda a niños y niñas a gestionar sus emociones y a fomentar distintas habilidades socioemocionales tales como la empatía, el respeto y la capacidad de expresarse de una forma efectiva. Además, los ayuda a cultivar la paciencia, a mejorar su ánimo, fomenta la creatividad, adaptabilidad, resiliencia y refuerza otras conductas positivas.
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