Cómo potenciar habilidades motoras a través del juego al aire libre

Las habilidades motoras son básicamente la capacidad de moverse y controlar el cuerpo. Están divididas en dos tipos:

• Las habilidades motoras finas, que son movimientos pequeños y precisos como abotonarse la camisa.
• Las habilidades motoras gruesas, que involucran movimientos más grandes como correr o saltar.

Estas habilidades son muy importantes porque ayudan a los niños a realizar tareas cotidianas y son claves para su independencia y confianza. Y aquí es donde entra el juego al aire libre. Imagina que cada vez que tu hijo trepa un árbol o juega a la pelota está trabajando en mejorar su equilibrio, fuerza y coordinación. Es como un entrenamiento divertido para su cuerpo y su cerebro.

Actividades al aire libre y su impacto

Cuando tu hijo juega al aire libre hace mucho más que simplemente pasar un buen rato. Esas actividades divertidas lo ayudan a desarrollar habilidades motoras gruesas. ¡Y estas habilidades son como superpoderes para la vida cotidiana y el aprendizaje! Hablamos de correr, saltar, trepar y lanzar; todas acciones que hacen que sus músculos sean más fuertes, mejoran su equilibrio y coordinación, y les enseñan a moverse con confianza.

Imagina a tu hijo jugando al “pillar”; mientras corre y cambia de dirección para evitar que lo atrapen está mejorando su velocidad y agilidad. O cuando juega en los columpios está trabajando en su equilibrio y aprendiendo sobre el movimiento y la gravedad. Todas estas actividades no solo hacen que su cuerpo sea más fuerte y ágil, sino que también son geniales para su salud general.

Ideas

Aquí tienes algunas ideas de actividades al aire libre según la edad de tu hijo:

• Entre 3 y 5 años: Jugar en los toboganes, montar en triciclo, juegos de lanzar y atrapar pelotas suavemente.
• Entre 6 y 8 años: Andar en bicicleta, trepar en estructuras de juego, saltar la cuerda.
• Entre 9 y 12 años: Deportes de equipo como fútbol o baloncesto, patinar, juegos de aventura como búsqueda del tesoro.

Cada una de estas actividades ayuda a tu hijo a aprender y crecer de una manera divertida y emocionante.

Rol de los cuidadores

Cuando se trata de jugar al aire libre, la seguridad es tan importante como la diversión. Un buen inicio es revisar el área de juego para eliminar cualquier peligro, como objetos puntiagudos o equipos de juego dañados. Pero además de cuidar, los adultos también pueden aportar a esa diversión. Puedes animar a tu niño a inventar sus propios juegos o dar un giro creativo a los clásicos que le va a enseñar a pensar de manera innovadora. Por ejemplo:

• Jugar el escondite haciendo sonidos graciosos para que te encuentre.
• Ayúdalo a imaginar un escenario, como que el parque se convierte en una jungla misteriosa donde deben buscar un tesoro escondido, o el patio trasero puede ser la superficie de la luna y cada salto es un gran paso que desafía la gravedad.
• Llevar algunos accesorios sencillos al parque, como disfraces, sombreros o incluso objetos cotidianos que puedan transformarse en cualquier cosa en su imaginación.
• Organizar búsquedas del tesoro con mapas que ellos mismos confeccionen, o desafíos de construcción con elementos naturales como hojas, palos y piedras. Esto también les enseña sobre la naturaleza.

Recuerda que la clave de un juego creativo es la flexibilidad. Deja que los niños lideren y tomen sus propias decisiones en el juego. Al ofrecerles la libertad de explorar y crear, estás apoyando su desarrollo imaginativo y dándoles la confianza para pensar de manera innovadora y original.

Facilitar el juego

Como padres, puedes llevar a tus pequeños a parques o espacios abiertos, y mejor aún si se unen en grupos para la diversión. Jugar con ellos no solo es una manera excelente de pasar tiempo de calidad juntos, sino que también te permite supervisar de cerca y asegurarte de que estén seguros. Incluso los días en que no puedas ir a un espacio abierto, siempre puedes crear pequeñas áreas de juego en casa.

El juego al aire libre es esencial para el desarrollo físico de los niños y para su bienestar emocional. Les ayuda a conectar con el mundo y fomenta su amor por la naturaleza. Por eso, crear oportunidades para jugar al aire libre, incluso en medio de los desafíos, es una inversión valiosa en su crecimiento y felicidad.

La próxima vez que veas a tu hijo jugando afuera, recuerda que no solo se está divirtiendo, sino que también está desarrollando habilidades vitales que le servirán toda la vida.

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Por: Bettina Capucho. Psicóloga Clínica Infantil. PhD & MBA. Autora de libros, docente universitaria y conferencista.  @TerapiaConBetty. E-mail: [email protected]