El miedo a la oscuridad es algo muy común en los niños a partir de cierta edad. Pero lejos de reprenderlos, los padres deben tratar de entender a sus hijos y ayudarlos para que dejen atrás su miedo.
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Algunas ideas
- Trata de comprenderlo, ya que si un niño comprueba que lo entiendes y le crees, será más fácil reconfortarlo.
- Déjale una luz baja en la habitación, que es una buena situación intermedia entre la luz completa de la habitación con la que resulta difícil dormir y la oscuridad total que le da miedo.
- Haz con él una búsqueda previa de todo lo que pueda darle miedo en la habitación, debajo de la cama, en el clóset, diciéndole a aquello a lo que tiene miedo: «¡Monstruo, sal de ahí, vete!». Así demostrarás a tu hijo que eres quien tiene el control de la casa.
- Busca, de acuerdo con tu hijo, una especie de “guardia o cuidador” para que vigile: un osito de peluche, un soldadito u otro tipo de muñeco.
- Reconfórtalo con unos abrazos antes de irte; conviene que note que estás cerca, haciendo ruido para que sepa que puede contar contigo, pero siempre sin excesos que le puedan hacer creer al pequeño que realmente existen motivos para tener miedo.
- No hagas demasiados comentarios sobre sus miedos. Comenta poco acerca de ello, aunque si demuestra cierta valentía, ensálzalo.
- Deja que tenga experiencias placenteras en la oscuridad apagando las luces del living o comedor cuando están todos jugando, o bien en su cuarto, cantando con él a oscuras antes de que se duerma.
- Evita que durante la tarde o cerca de la hora de acostarse entre en contacto con experiencias que puedan alterarlo, como ver películas de miedo o recordar incidentes desagradables de la vida real.
Fuente: Libro “¿Qué le pasa a mi hijo?”, escrito por el pediatra Ernesto Sáez.
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