Pensar que no se está con los hijos todo lo que se quisiera suele hacer sentir culpables a muchas madres y padres. Sin embargo, para los niños, lo cierto es que no se trata de cantidad sino de calidad de tiempo. ¿O sirve de algo estar todo el día con ellos y hacerles sentir que molestan, que incomodan o que se comportan de un modo insoportable y con esa excusa tratarlos con indiferencia?
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Para un hijo, una mirada de aceptación incondicional, sin juzgarlos, preocupándose sinceramente por cómo está, es suficiente si proviene de un sentimiento sincero y de unos momentos de exclusividad. Obviamente, también se trata de compartir otros momentos importantes en la vida de los hijos.
Toma nota de este decálogo
Este es el decálogo que resulta interesante tener a mano. Algunos padres pueden escribirlo en la libreta de notas agenda de su teléfono, a fin de cumplir al menos con tres o cuatro de estos ítems al día:
- Compartir al menos una comida al día con los hijos.
- Demostrarle que estar con él o con ella es lo mejor que le ha pasado en el día.
- Acariciarle, abrazarle y estar disponible cuando le necesitan, dejando sus otras actividades no laborales para otro momento.
- Compartir con él o ella alguna actividad que sea del agrado de su hijo.
- Ayudarle en alguna de las tareas escolares.
- Ser usted quien apague la televisión o se desconecte del celular para conversar más con él o ella. Escucharlo más y hablar menos, poniéndose en su lugar para comprenderlo mejor.
- Fomentar un diálogo centrado en principios.
- Reconocer y visibilizar las buenas acciones de su hijo.
- Potenciar lo positivo que hay en él.
- Compartir una actividad de ocio, distendida, simplemente por el placer de estar juntos.
Fuente: Libro «100 preguntas y respuestas para ser mejores padres», de la educadora Nora Rodríguez.
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