Para los padres siempre es muy importante saber cuántas horas de sueño deben tener sus hijos, sean bebés, niños pequeños, en edad escolar o adolescentes. Independiente de que existen pautas basadas en estudios científicos que establecen la necesidad del sueño, esta varía de a acuerdo a cada persona. Lo relevante es que el niño duerma lo suficiente para desarrollarse bien, aprender y jugar.
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Todos los menores se benefician física, mental y emocionalmente de una cantidad adecuada de horas de descanso. Por ello, se han establecido guías para el tiempo sugerido de sueño:
- Recién nacidos y lactantes: 12 a 16 horas.
- 3 a 5 años: de 10 a 13 horas.
- 6 a 12 años: 9 a 12 horas.
- 13 a 18 años: 8 a 10 horas.
Prioridad familiar
Para cumplir esta cantidad de horas, principalmente a partir de los 3 años y hasta la adolescencia, es vital crear buenos hábitos de sueño desde un inicio, los que perdurarán para siempre.
Instaurar este práctica exige que para la familia sea prioridad dormir lo suficiente. En este sentido, los padres deben dar el ejemplo mostrando a sus hijos que el dormir las horas correspondientes es parte de un estilo de vida sano, tan importante como la alimentación y el ejercicio.
Toma nota
- Lo primero es establecer una rutina diaria a la hora de ir a dormir: siempre a la misma hora. Esto ayudará al niño a sentirse seguro y confortable. Establecer una rutina nocturna desde pequeños, lavarse los dientes, leer un libro e ir a la cama hará de este momento algo fácil. Esta rutina debe ser realizada en cualquier lugar.
- Para lograr un sueño tranquilo y reparador es necesario realizar actividades físicas durante el día al aire libre y bien planificadas, de manera que no se extiendan demasiado luego del colegio ya que pueden dificultar la conciliación del sueño.
- Limitar el tiempo de permanencia frente a las pantallas es primordial. Para ello se recomienda no tener dentro de las habitaciones televisores, teléfonos, computadores o tablet y suspender su uso una hora antes de irse a dormir.
- Propiciar un entorno seguro y especial para dormir bajando la intensidad de las luces. La oscuridad promueve los niveles saludables de melatonina, hormona que regula el sueño y el estar despierto. Controlar la temperatura ambiental y limitar la cantidad de juguetes que el niño lleva a su cama (una muñeca, oso o manta).
- Respecto de los adolescentes es importante recordar que necesitan más horas de sueño, por lo que haber establecido una adecuada rutina de sueño en edades tempranas favorecerá un óptimo descanso en esta etapa de la vida.
¿Y si no duerme?
Privar a un niño con regularidad de que duerma menos de las horas necesarias conlleva múltiples problemas de comportamiento y de salud como:
- Irritabilidad
- Dificultad para concentrarse
- Hipertensión
- Obesidad
- Dolores de cabeza
- Depresión
Los niños que duermen bien tienen sistemas inmunitarios más sanos y un mejor rendimiento académico, comportamiento, memoria y una buena salud mental.
Por: Sandra Díaz, académica de la Facultad de Enfermería UNAB sede Viña del Mar
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