Hace pocas semanas, la Organización Mundial de la Salud ratificó que el uso excesivo de videojuegos puede llegar a constituirse en una adicción transformándose en una enfermedad mental.

De acuerdo al psicólogo Ignacio Yáñez, de Cetep, este reconocimiento nos habla de que tienen la capacidad —al igual que todas las adicciones— de reducir la vida de las personas, mermando significativa y progresivamente su desarrollo social, intelectual y afectivo. Aquel que comenzó divirtiéndose en un recurso disponible y esporádico puede llegar a depender y sentirse “obligado” a no poder hacer otra cosa, sino solo recurrir al juego o la pantalla.

«Se reconoce una realidad a la que los psicólogos —en especial los que trabajamos con niños y jóvenes— hemos estado expuestos en nuestros consultorios, donde hemos recibido hace años, y me atrevo a sugerir que de forma creciente, este tipo de situaciones. Esperemos que la existencia de un diagnóstico establecido por la OMS contribuya a problematizar las prácticas de consumo de tiempo en pantallas y videojuegos entre todos, pensar dos veces antes de pasar un celular al niño para que lo vea mientras come, para que se quede dormido, para que deje de llorar; y considerar reglas definidas para la edad en que un niño tenga celular, consola de videojuego o televisor en su pieza», señala.

Fabricantes y pediatras

Por su parte, los principales fabricantes de videojuegos, Sony y Microsoft, han señalado que se sienten responsables por crear espacios sanos para los usuarios y que han implementado una serie de medidas para regular sus juegos. ¿Será suficiente para contrarrestar los efectos de una adicción?

En Chile, durante el 58° Congreso Nacional de Pediatría, la Dra. Valeria Rojas —pediatra y neuróloga— explicó que se han descrito varios efectos de las pantallas en el desarrollo cerebral, particularmente en las zonas vinculadas con el aprendizaje, memoria y lenguaje. En tanto, el uso prolongado en el tiempo se ha asociado con mayor frecuencia a problemas atencionales.

Un seminario develador

Carolina Pérez Stephens —educadora de párvulos UC, máster en educación Universidad de Harvard y directora de Starfish Preschool— participó recientemente en el seminario «Niños y pantallas: previniendo la adicción digital», realizado en Carolina del Norte, Estados Unidos. Allí se abordó de manera integral el abuso de pantallas por parte de los niños mostrándose los daños que conlleva. Hay que hacer una distinción entre las pantallas pasivas, como la TV, y las pantallas interactivas, como los smartphones, tablets y videojuegos.

Sonríe Mamá & Familia conversó con Pérez para conocer detalles de esta experiencia. Ella nos cuenta que en Estados Unidos están preocupados por los efectos que tienen las pantallas interactivas en los cerebros en desarrollo de los niños. Ellos llevan casi 15 años investigando. Partieron con niños que desde los 6 meses estaban expuestos a tablets. Ahora están investigando las consecuencias y la relación que tienen los videojuegos y las redes sociales en el ámbito no tan solo cognitivo, sino afectivo-social.

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¿Cuál es la edad más vulnerable frente a las pantallas y por qué?

Nuestros hijos tienen un gran desarrollo neuronal entre los 6 meses y los 8 años. Ahí se juega el «mundial de fútbol» de la inteligencia cognitiva, social y emocional. Sus cerebros están ávidos de conectar neuronas y su plasticidad es increíble. Pero para eso tienen que ensuciarse, jugar, mirarse a los ojos, leer, que les lean cuentos, disfrazarse, hacer experimentos, jugar con amigos, hacer clubes, casitas en el árbol y trepar cerros. Nuestro cerebro y cuerpo están diseñados para aprender de manera concreta. Es un mito la idea del nativo digital, la cual da a entender a los padres que sus niños vienen con un chip especial o tienen un cableado cerebral distinto. ¡Falso! El cerebro de nuestros hijos es igual al nuestro y al de nuestros abuelos, ya que para que haya un «upgrade» genético necesitaríamos 1.000 años de evolución.

En mi opinión los primeros años son cruciales para el desarrollo de la inteligencia, personalidad y valores de nuestros hijos. Pasarles tablets, smartphones o videojuegos en este período podría minar su capacidad intelectual y sus destrezas futuras.

¿Cuáles serían los efectos negativos de las pantallas en el cerebro de los niños?

El gran problema es que el umbral de placer de los niños se está seteando (programando) de manera muy alta, tan alta como ocurre con el consumo de drogas. Es por esto que niños de 4 años pueden estar frente a su tablet por 4 horas sin interrupción, porque el placer es ¡gigante! Nada ni nadie puede competir contra la descarga anormal de ese neurotransmisor del placer (dopamina) que genera el cerebro frente a la interacción con la pantalla interactiva. Para sentir el mismo placer el cerebro va a necesitar dosis cada vez más altas. Entonces, si después invitas a tus hijos a leer o jugar a la pelota les dará lata. El problema es que muchos padres ven a las pantallas como solución ideal. Estamos pagando por el silencio y la desaparición de nuestros hijos. Al pasarle el celular nadie hace ruido, nadie molesta y nadie habla. Es como si no estuvieran presentes los hijos, mientras nosotros los padres vivimos nuestra vida.

De acuerdo a las cifras, los niños chilenos pasan más tiempo conectados al día que el promedio OCDE. Todas estas horas dejarían alteradísimo al cerebro, por lo que obviamente hay consecuencias y en algunos niños pueden ser bastante graves.

¿Por qué las pantallas afectan más a los menores que a los adultos?

Simplemente porque su cerebro está en pleno desarrollo, su cerebro es mucho más susceptible. Por eso tenemos que saber qué cosas y actividades los pueden ayudar a su desarrollo e inteligencia. Y, por el contrario, qué actividades y consumos los pueden perjudicar y hacerlos vulnerables a futuras adicciones.

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Darle un smartphone a un cerebro inmaduro es como darle una droga y no hay profesor, actividad extracurricular o mesa de taca taca que pueda competir con eso. Es cosa de ver cómo están los niños a la salida de todos los colegios: uno al lado del otro, ninguno conversa, todos miran para abajo con sus teléfonos.

¿Qué señales de los niños deben encender la alerta?

Hay que estar atento si un niño prefiere quedarse en su casa jugando videojuegos o usando redes sociales en vez de salir a jugar; si hay que amenazarlo con quitarle el celular para que haga las tareas; si solo se pone de buen humor cuando puede jugar videojuegos. En resumen, si su vida y placer gira en torno a los aparatos electrónicos y no goza ni siente placer con la vida y las personas reales.

¿Por qué solo algunos colegios han tomado medidas contra el uso de celular?

Son pocos los colegios que están haciendo su trabajo al informarse con evidencia científica. Los expertos en educación debieran estar a la vanguardia de las investigaciones y no ceder ante presiones. Los padres podrán querer mucho a sus hijos, pero no son expertos. Un experto en educación se informa, lee, investiga, duda y debate. En mi opinión, a la luz de la evidencia y de los potenciales efectos que les causan a los niños se debieran prohibir los celulares en colegios, a menos que sean solo del tipo muy básico (para llamar).

¿A qué nos arriesgamos a futuro con este abuso de pantallas?

En mi opinión, nos arriesgamos a tener una sociedad menos inteligente, más desregulada, más ansiosa, más agresiva y menos empática.

¿Qué consejos entregarías a los padres para que no tengan que lamentar problemas después?

Simplemente disfrutar de las cosas simples de la vida como salir a caminar, mirar el color de las hojas en otoño, conversar, ir a un restaurante con lápices, jugar a las cartas, subir un cerro o salir con una lupa a investigar los insectos de la plaza. La invitación es a volver a conectarnos, mirarnos a los ojos y conversar en la mesa. De acuerdo con las investigaciones sabemos que un niño crecerá sano, inteligente y feliz si está con amigos, animales y con su familia, interactuando, jugando en su medio ambiente.

Autoestima y redes sociales

La autoestima se va construyendo desde la primera infancia, pero es en la pubertad y la adolescencia cuando está expuesta a mayor impacto por la exposición de los jóvenes a las redes sociales.

De acuerdo a la psicóloga Mónica Bulnes, nunca antes habían estado tan visibles y “a la mano” los estándares de belleza, de  “buena vida” y de felicidad. «Los adolescentes suelen publicar sus mejores fotos y momentos, y no sus problemas y dificultades, provocando comparaciones irreales y, en algunos casos, inalcanzables, influyendo el concepto que el joven tiene de sí mismo. Esto hablando de sus pares; ni qué decir del efecto que las publicaciones de las celebridades tienen en la juventud», señala.

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¿Pero cuál es el límite entre usar las redes sociales y abusar de ellas?

  • Si un joven publica prácticamente todo lo que hace durante el día.
  • Cuando sabe mucho de lo que hacen personas que conoce poco.
  • Si expresa su descontento respecto a quién es o cómo se ve por compararse con otros que ve en las redes sociales.
  • Cuando se nota particularmente ansioso y alterado cuando no tiene su celular consigo.

Para Mónica Bulnes lo ideal es establecer rutinas y hábitos desde el primer momento en que un hijo tiene acceso a una pantalla, idealmente nunca superando las 2 horas diarias (en la adolescencia) y estableciendo las siguientes estrategias:

  • Elegir un día de la semana para no salir con celular.
  • Configurar el dispositivo para que no entregue notificaciones.
  • Eliminar aplicaciones, eligiendo una o dos solamente.
  • Dejar el teléfono en otra habitación, especialmente a la hora de dormir.

Nicholas Kardaras: desintoxicación y vida con significado

El psicólogo Nicholas Kardaras, autor del libro “Glow Kids», es uno de los principales investigadores sobre los efectos de las pantallas en niños. En agosto de 2016 publicó un artículo en el sitio del New York Post donde señaló que una vez que una persona rebasa el límite de una adicción completa —sean drogas, digitales u otras— ésta debe desintoxicarse, antes de que cualquier tipo de terapia pueda tener alguna posibilidad de surtir efecto. Con la tecnología estamos hablando de una desintoxicación numérica completa: no computadores, no smartphones, no tablets. La desintoxicación numérica radical consiste en deshacerse incluso de la televisión. La cantidad de suspensión prescrita es de 4 a 6 semanas; este es el plazo que generalmente es requerido para el auto-reajuste de un sistema nervioso sobre-estimulado. Pero esta no es una tarea fácil en nuestras sociedades llenas de tecnología, donde las pantallas son omnipresentes. Una persona puede vivir sin drogas o sin alcohol; con una adicción a la tecnología, las tentaciones numéricas están por doquier.

Agrega que los niños son más propensos a encontrar una salida hacia la adicción si se sienten solos, alienados, sin un propósito y aburridos. En consecuencia, la solución es a menudo ayudarlos a conectarse a una vida con significado, llena de experiencias con sentido y relaciones en carne y hueso. El niño que participa y se une a una actividad creativa y que está conectado con su familia está menos propenso a fugarse hacia ese mundo de fantasía numérica. Sin embargo, aún si el niño tiene el mejor y más amoroso apoyo, ella o él podría caer en la Matrix una vez que se compromete con las hipnotizadoras pantallas y experimenta sus adictivos efectos. Después de todo, aproximadamente 1 de cada 10 personas están predispuestas hacia tendencias adictivas.