Algunas veces el inicio de las mentiras sucede de repente y es intenso, explica Matthew Rouse, psicólogo clínico del Child Mind Institute. “Es posible que hayan sido bastante honestos la mayoría de las veces, y de repente están mintiendo sobre muchas cosas” dice. Y esto, por supuesto, es alarmante para los padres. Pero si los cuidadores pueden llegar a entender las razones por las que los niños mienten y, por lo tanto, prepararse para lidiar con este asunto, la verdad puede revelarse.
Muchos padres piensan que los niños mienten para obtener algo que quieren, para evitar alguna consecuencia o para escaparse de algo que no quieren hacer.
A continuación, se muestran algunas motivaciones comunes. Pero también hay razones menos obvias por las que los niños no dicen la verdad… o no toda la verdad.
Para experimentar con un nuevo comportamiento
Rouse dice que una de las razones por las que los niños mienten es porque han descubierto este comportamiento nuevo y lo quieren probar para ver qué va a pasar, de la misma manera en la que prueban todo tipo de nuevos comportamientos. Ellos se preguntan: «¿Qué pasará si miento en esta situación?», «¿Qué me va a pasar?», «¿De qué me puedo escapar?», «¿Qué voy a conseguir?».
Para elevar su propia autoestima y obtener aprobación
Los niños que carecen de seguridad podrían contar mentiras elaboradas para lucir más impresionantes, especiales o talentosos, lo cual puede inflar su autoestima y hacer que se vean mejor en los ojos de otras personas. Matthew Rouse recuerda una vez que estaba tratando un niño de octavo básico, quien contaba historias muy elaboradas el 80% del tiempo: “Hablaba de experiencias increíbles que ni siquiera estaban en el campo de lo posible”. Por ejemplo, el niño le contaría que fue a una fiesta y que en cuanto abrió la puerta, todos empezaron a decirle frases de aprobación o alabanzas.
Para no ser el foco de atención
Los niños con ansiedad o depresión pueden mentir sobre sus síntomas para no ser el foco de atención. O puede ser que minimicen sus problemas al decir algo como “No, no, dormí bien anoche”, porque no quieren que la gente se preocupe por ellos.
Porque están hablando sin pensar
Carol Brady, psicóloga clínica que trabaja con niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), dice que ellos mienten mucho a causa de su impulsividad. “Uno de los síntomas más famosos del TDAH impulsivo es hablar antes de pensar. De ese modo, muchas veces esto va a llevar a las mentiras”, explica.
A veces, estos niños pueden realmente creer que hicieron algo y contar lo que parece una mentira. A veces, ellos simplemente se olvidan de las cosas. «Trato a niños que me dicen: ‘De verdad, Dra. Brady, yo pensé que había hecho mi tarea, en serio lo pensé. No me acordaba de que tenía que hacer otro trabajo’. Cuando esto pase necesitan ayuda para reforzar su memoria usando técnicas como las listas, cronómetros u organizadores», puntualiza la experta.
Y también hay mentiras inocentes
Nada más para complicar las cosas, hay ciertas situaciones en las que los padres pueden animar a los niños a que mientan para que no ofendan los sentimientos de alguien. Si este es el caso, estas mentiras inocentes las podemos clasificar como una herramienta social.
Fuente: Child Mind Institute.
[irp posts=»12198″ name=»Los niños también sufren ansiedad»]