Enredos, cuentos, mentiras blancas o un poco descaradas: no importa cómo se etiqueten. El hecho es que, en algún momento, los niños van a mentir. Un niño más pequeño puede decirle todo una historia de cómo no fue para nada posible que él haya pateado a su hermanito, mientras que los niños más grandes podrían mentirle directamente al decir que ya hicieron su tarea.

Leer artículo completo