Para nadie es ajeno que el consumo de sustancias adictivas alcanza dimensiones de alarma pública. Precisamente, Chile se encuentra entre los 5 principales consumidores de tabaco a nivel mundial, y es el principal consumidor de alcohol en América Latina.

Asimismo, según el reporte mundial de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, nuestro país es el tercer consumidor de marihuana y cocaína del continente.

Con estas preocupantes cifras como telón de fondo, conversamos con el coordinador clínico del Programa Adicciones de Cetep, el psicólogo Pablo Urrutia, quien aborda el problema de las adicciones desde el impacto que produce en la Salud Mental, tanto de quien la padece como de su familia y amigos.

¿Una adicción puede ser considerada una enfermedad?

Sí. Es una enfermedad crónica y seria, ya que modifica el cerebro, su estructura y su funcionamiento. Las personas que se rehabilitan aprenden estrategias y adquieren herramientas para hacerle frente a la adicción, pero el deseo de consumo o asociaciones con el mismo pueden durar mucho tiempo después de haber logrado la abstinencia. Una persona puede lograr la abstinencia, encontrar un sentido de vida diferente al anterior desarrollando conductas y pensamientos funcionales que le permiten adaptarse de mejor manera a la vida propia.

¿Cómo se logra la conciencia de enfermedad por parte de quien tiene la adicción?

La conciencia de enfermedad se relaciona con enfrentar la adicción como tal, como una patología seria que puede superarse. La desintoxicación no basta en el paciente para estar recuperado, solo es un primer paso. Para empezar a adquirir conciencia de enfermedad el paciente debe estar en una etapa contemplativa de cambio en la que sea capaz de reconocer que tiene un problema, querer superarlo y no saber cómo hacerlo. Luego viene el afrontar la enfermedad según los conflictos que esta le trae, darse cuenta que esta adicción domina a la persona y no al revés. Se debe tener mucha atención en este punto, porque las personas con adicciones, en ocasiones, tienden a autoengañarse, mentir, negar y manipular situaciones inconscientemente por el consumo. Para alcanzar la consciencia de enfermedad es importante desarrollar la humildad, darse cuenta que la adicción es difícil resolverla solo, que se necesita de otros.

¿Qué señales pueden alertarnos de las adicciones?

Existen muchas formas de alertarse respecto a una adicción. En cuanto al consumo se da un abuso sobre la sustancia o la conducta, la cual vuelve a repetirse a pesar de las consecuencias negativas que esta puede traer. Existen cambios en el ánimo, la persona puede estar más irritable o deprimida tendiendo a retraerse y aislarse de los demás. Hay falta de interés por participar en eventos, actividades, incluso se puede dar ausentismo escolar o laboral, dejar de estar con la familia, cambiando por otras amistades nuevas y repentinas. Se da un cambio en el físico asociado a un deterioro o falta de higiene y problemas de salud, como malestares físicos, dolores de cabeza, problemas de sueño y de apetito, etc.

¿Cómo impacta en el tratamiento de una adicción, la participación de la red de apoyo y acceder a un equipo profesional interdisciplinario?

La red de apoyo es fundamental en este proceso, ya que es quien más está con el paciente y quienes mejor lo conocen. Además se trata con la red de apoyo, debido a la co-dependencia que se puede generar haciendo que, sin querer, la adicción se mantenga en el tiempo. Lo que hace fuerte el tratamiento es levantar a una familia completa con ella misma. El equipo terapéutico debe trabajar en conjunto con la familia y el paciente uniendo fuerzas para la recuperación del consultante y desarrollar nuevas estrategias de relación en la familia.

Algunas drogas son legales… El alcohol por ejemplo, cuyo consumo es válido socialmente. ¿Cuál es el límite entre el consumo normal y una adicción?

El consumo “normal” se puede dar de manera esporádica o exploratoria, en la que las personas pueden disfrutar con otras sin la necesidad de caer en un abuso de la droga o de depender de la sustancia para adaptarse a alguna situación o sentir alguna determinada emoción. En este punto el consumo, de alcohol por ejemplo, no es el foco, sino la conexión y disfrute con otros.

El problema está cuando se pone a la droga como foco principal priorizándose sobre otras cosas (trabajo, familia, amistades, deporte, etc.), se le requiere para poder exacerbar o disminuir algunas emociones o sensaciones. Cuando el consumo aumenta en frecuencia y cantidad se tiene un problema: las personas comienzan a depender de la sustancia, tanto para obtener placer como para alcanzar algunos estados psíquicos, consumiéndose de manera compulsiva sin obtener los mismos efectos que en un inicio.

¿Cómo enfrentamos esta realidad que trasciende edades y clases sociales?

Creo que el trabajo que podemos hacer como sociedad es mucho e importante. Empezando por dejar de negar, minimizar o ignorar el uso de drogas y alcohol. Es una misión que tenemos de concientizar, educar y tratar sobre el uso de drogas y adicción. Esta enfermedad debiera tratarse como prioridad en salud en Chile: es una de las primeras causas de muerte y tienden a agravar otras enfermedades que terminan con la muerte.

Un aspecto importante respecto a la adicción y la mantención de esta es por una mala comunicación: se evita hablar, se niega, no se quiere escuchar, no se quiere ver, no se atreve expresar, etc. Para trabajar estos problemas desde nuestras casas es importante buscar la unión y saber de nosotros, qué ocurre con nuestros seres queridos e ir captando las señales que aparecen. El adicto tiende a retraerse, aislarse y alimentar el círculo vicioso del consumo. La opuesto a la adicción no es la abstinencia, es la conexión.

Por: Cetep.