“El ocio puede entenderse como un espacio en que se detienen las tareas cotidianas, que nos invita a aspectos más rutinarios, para abrir otras actividades donde podamos compartir con los niños y las niñas”, explica el psicólogo Rodrigo Cordero, de Fonoinfancia Fundación Integra.
Por esto, transmitir a los padres la importancia que los niños tengan tiempo libre de calidad es uno de los aspectos de la educación que se debe recordar.
Entender la diferencia
En la misma línea, Schlomit Creixel, educadora de párvulos de la Dirección de Educación de Fundación Integra, aclara que el ocio es distinto al aburrimiento.
“Cuando hablamos de ocio desde la perspectiva educativa nos referimos a cuando el niño decide la actividad que va a realizar, donde no necesariamente hay una sugerencia del adulto. Es un espacio asociado al descanso y diversión, por lo que es un buen momento para promover la creatividad e imaginación. Está distante del aburrimiento, que es un instante de letargo que a veces produce molestia en los niños”, señala.
Hay adultos que no entienden la diferencia entre aburrimiento y ocio, y sienten la obligación de mantener a los niños ocupados de manera permanente. También hay padres que tienen la necesidad de planear actividades para sus hijos, porque de esta manera tienen tiempo para realizar sus propias tareas.
“Muchas veces nos solicitan panoramas y actividades para realizar con los niños. Y es que se entiende como parte de las responsabilidades de los padres mantenerlos ocupados y entretenidos en algo. Sin embargo, no es necesario tener un cronograma elaborado. Más bien se deben propiciar instancias de co-construcción entre niños y adultos, donde ambos decidan qué actividades realizarán en conjunto y qué actividades pueden realizar por separado”, recomienda.
Los beneficios del ocio en la niñez
La experta en educación para la primera infancia explica que el ocio permite potenciar en los niños la capacidad de tomar decisiones. Es un espacio donde el niño puede descubrir y entender el mundo que lo rodea, además de pensar y decidir qué quiere hacer. Por eso es importante que en los momentos de ocio el padre o adulto responsable promueva la autonomía infantil con preguntas como: ¿qué te gustaría hacer, a qué quieres jugar, con qué o quién te gustaría realizar tal o cual actividad?
La profesional agrega que, durante los momentos de ocio, el rol de los padres es guiar. «Es bueno realizar un paneo de los recursos con los que cuento, con qué juguetes cuento, a qué espacios puedo asistir, con quién puede jugar mi hijo. En el caso de los niños más pequeños es bueno seleccionar previamente dos o tres opciones, porque cognitivamente no están preparados para discriminar entre una amplia variedad de alternativas y les cuesta discernir», puntualiza.
Muchas veces los adultos se sienten satisfechos cuando los niños caen rendidos a la cama luego de un día lleno de actividades. Sin embargo, la experta aconseja no saturarlos de tareas y panoramas, porque el descanso es fundamental para su desarrollo mental y físico.
Observar es clave
Los padres, hoy en día, tienen poco tiempo para compartir con sus hijos. Por eso los momentos en familia deben aprovecharse, mostrando un interés real por lo que el niño hace o dice. Ejemplo: si el niño es pequeño usted puede relatarle las actividades que realizó durante el día, para que vaya comprendiendo que se divirtió y que usted está atento a su rutina.
Por su parte, el psicólogo Rodrigo Cordero asegura que los padres o adultos responsables deben poner atención y observen a los niños. “De esta manera evitamos la ansiedad, aprendemos a comprender su comportamiento y ayudamos a que ellos también lo entiendan, con preguntas como: ¿Será que estás inquieto porque tu primo se fue? ¿Estarás enojado porque tu programa favorito terminó? Debemos recordar que los niños son concretos y a diferencia de los adultos aún no son capaces de entender el concepto de aburrimiento”, asegura.