Con la llegada de la primavera y de las Fiestas Patrias aumentan las ganas de salir al aire libre y disfrutar de la naturaleza. Una buena manera de divertirse en familia, aprovechar el buen tiempo y los ánimos festivos es mediante los juegos típicos chilenos.
Además de unir a la familia en torno a este tipo de pasatiempos, el trompo, la rana o el emboque ayudan a potenciar diversas habilidades tanto en niños como en adultos, tales como la concentración, el autocontrol y la motricidad fina.
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Coordinación
La sicóloga y docente de la Escuela de Psicología de la Universidad Mayor, Marcela Tarifeño, asegura que estos juegos “desarrollan la coordinación motora fina y también la gruesa al tener que ejercitar músculos de las manos y brazos para realizarlos. También incrementan la perseverancia y la tolerancia a la frustración al tener que ser practicados, ya que evidentemente nadie los realiza bien a la primera. Es parte de la enseñanza de que para hacerse bueno en algo, uno debe practicarlo mucho”.
Sin embargo, como este tipo de actividad no es tan recurrente dentro de las alternativas de entretención de los niños, es necesario incentivarlos, para que al momento de practicarlos se diviertan y quieran repetir la experiencia.
“Los padres pueden potenciar estos juegos en los niños organizando especies de campeonatos en casa o algo parecido que estimule el deseo del niño de jugar con algo que parece tan entretenido y que también despierta el interés en los adultos. Los niños aprenden todo por imitación y si asocian que esos juegos pueden resultar entretenidos, los aceptarán mejor”, agrega.
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Unión
Además de potenciar distintas habilidades en niños y adultos, la práctica de juegos típicos chilenos fomenta la unión familiar, sobre todo en esta época del año.
“En la medida en que la familia se reúna en torno a esta actividad o que se asocien estos juegos a fiestas y a pasarlo bien, van a potenciar su función como actividad de unión familiar. Se puede aprovechar la instancia para contar historias asociadas a estos juegos o se puede instaurar competencias o campeonatos familiares donde todos participen, desde los más chicos hasta los más abuelitos, para ver quién es el mejor para el emboque, por ejemplo, como tradición familiar”, señala Tarifeño.
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