Según el Ministerio de Salud, una colación es un tiempo de alimentación que habitualmente se da entre comidas principales (desayuno, almuerzo, onces y cena). La idea es evitar tiempos de ayuno que superen las 3 o 4 horas y no debe representar más del 10 o 15% del total de calorías diarias.

En opinión de Carla Leiva, docente de la Carrera de Nutrición y Dietética de la Pontificia Universidad Católica, considerando el alto porcentaje de malnutrición por exceso y sedentarismo en los escolares chilenos solo se justifica una colación cuando sea necesario. Por lo que es relevante recordar que no todos los recreos significan una colación y que el número de raciones de un escolar dependerá de sus horarios y gasto energético, según sexo, edad, peso y talla.

La recomendación es seleccionar alimentos naturales como frutas enteras, frutos secos-deshidratados, verduras y lácteos descremados, entre otros, evitando agregar sal, azúcar y grasas no saludables o alimentos que tengan añadidos estos ingredientes.

“A diferencia de lo que piensan muchos padres, una colación no reemplaza una comida principal, sino que permite distribuir de mejor forma los nutrientes necesarios a consumir durante el día para tener un adecuado funcionamiento, tanto mental como físico, participando así en el correcto crecimiento y desarrollo”, precisó.

Requerimientos

Los requerimientos calculados para las colaciones de cada rango etario se basan en lo estipulado en el estudio “Nuevos requerimientos de energía, del Comité de Expertos FAO/OMS/UNU 2004”. Es importante recalcar que, además del aporte energético de estas colaciones, se debe privilegiar la calidad nutricional de los alimentos entregados en ese tiempo de comida, entendida por el aporte de macro y micronutrientes según las recomendaciones para la edad:

  • En términos generales, los niños y niñas de 1 a 3 años tienen un requerimiento promedio diario de 1060 calorías (kcal), lo que implica una colación con un aporte de 100 a 160 kcal.
  • Entre los 3 y 6 años el requerimiento es de 1385 kcal, con una colación con un aporte de 139 a 208 kcal.
  • Entre 6 y 12 años el promedio diario es de 1968 kcal, requiriendo una colación con un aporte de 197 a 295 kcal.

Creatividad

La nutricionista acude a la creatividad de los padres para preparar colaciones en base a alimentos naturales y frescos, planificando una minuta semanal apetitosa y entretenida. Se pueden combinar frutos secos sin sal añadida, postres de leche, jaleas con frutas, rollitos de pavo y sándwiches saludables, entre muchas otras ideas que no superan los $800 por porción. También se pueden elegir opciones más económicas como huevo duro, fruta fresca o bastones de verduras.

“Comer bien y sano no significa gastar más. Por ello el desafío está en educar para una alimentación saludable y variada, evitando alimentos procesados y degustando desde los primeros meses de vida distintos sabores y texturas”, indicó.

Privilegie el agua

  • En cuanto a la hidratación, el acompañamiento ideal para las colaciones es el agua.
  • El agua es un eficaz regulador de la temperatura corporal, colaborador en el transporte de nutrientes y oxígeno a las células, lubricador de las articulaciones y excelente complemento para los procesos de digestión y absorción.
  • El consumo de otros líquidos no es recomendado como colación escolar, ya que son un vehículo de calorías vacías y azúcares.
  • Las bebidas gaseosas no son beneficiosas para los niños, aún cuando no tengan azúcar, dado que interfieren con la absorción del hierro y calcio, aumentan el reflujo, provocan dependencia, insomnio y desórdenes en la función cardiaca.
  • En cuanto a los jugos de fruta, éstos son inadecuados para los menores de edad porque contienen entre 3-4 porciones de fruta, lo que es un consumo excesivo para una colación. Su procesamiento elimina el contenido de fibra de las frutas y produce una absorción más rápida y un alza brusca de la glucosa sanguínea.
  • Se sugiere evitar la administración de jugos en polvo dado su alto contenido de aditivos como colorantes, saborizantes, preservantes, azúcares y edulcorantes.
  • En cuanto a las bebidas isotónicas, éstas producen hiperactividad en grandes dosis, pueden aumentar los síntomas de asma y tienen un alto contenido de calorías y electrolitos, no necesarios para un niño.