Forman parte de su rutina diaria. A través de los aparatos tecnológicos los niños aprenden, se comunican y entretienen. Sin embargo, el tiempo ocupado en una actividad repetitiva ha traído una serie de consecuencias físicas: tendinitis, escoliosis temprana, desviación de columna, son algunos de los casos que están llegando hasta las consultas de especialistas. No se pueden evitar, pero sí está en las manos de los padres supervisar su uso.

“Utilizar estos dispositivos genera que los niños tengan una activación excesiva de los músculos de las zonas de la mano y muñeca, que muchas veces deriva en una contractura. Pero lo más preocupante es la actitud corporal con la cual el niño acompaña esta actividad y la que asume cuando está con este dispositivo”, señala Sandra Sanhueza, directora de la carrera de kinesiología de la Universidad San Sebastián.

La profesional agrega que la posición que los niños adoptan al estar frente a las pantallas de celulares, tablets, computadores, consolas o cualquier otro dispositivo, puede generar no solo una mala postura o dolores musculares en edades tempranas, sino que en el tiempo trastornos músculo esqueléticos de importancia. “Tiene que ver que cabeza y cuello va en anteversión (hacia adelante), el tronco en vez de mantenerse alineado está en flexión completa.

Entonces empezamos a generar una cifosis torácica excesiva, una desviación en la postura de la pelvis y en el tiempo se traduce problemas de espalda, que en edad adulta incluso puede llegar a ser causas de lumbagos crónico, dolores pélvicos, hernias en la columna, justamente porque hay una historia previa de uso de dispositivos tecnológicos que exigen mucha activación de musculatura manual y digital, que exigen mantener en ocasiones posturas alteradas que en el tiempo afectan una sana condición de salud”, señala.

Recomendaciones para los papás

  • Educar a los niños en el uso de pausas activas. Si llevan muchos minutos jugando con algún dispositivo, tienen que parar un momento y realizar otro tipo de actividad como andar en bicicleta, salir a la calle, ir a una plaza, caminar, cocinar.
  • Impulsarlos para que hagan elongaciones de las manos, de los brazos, estirar su tronco a través de ejercicios básicos, lo cual debe acompañarse con la ingesta de agua, ya que ayuda a que los músculos estén más hidratados.
  • Todo lo que ayuda a hacer una apertura del cuerpo hace que los músculos vuelvan a su longitud normal, con adecuada flexibilidad. De lo contrario, estos permanentes acortamientos en algún momento terminan siendo contracturas musculares que, mantenidas en el tiempo, pueden comenzar a desviar el sistema óseo (huesos) iniciando una deformación.