En el posparto nuestro cuerpo sufre una serie de cambios. Desde el pelo, los pechos, la piel, etc. Pero muchos de estos cambios comienzan en la gestación, a medida que el cuerpo se adapta mientras el bebé crece en nuestro interior.
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También se viven cambios emocionales importantes, siendo normal que el estado de ánimo viva altos y bajos. De este modo, es común sentir mayor sensibilidad gran parte del tiempo y eso se debe a los cambios hormonales que sufren las embarazadas.
¿Cómo aceptar los cambios?
Sin duda, durante el embarazo se recomienda llevar una dieta saludable, realizar ejercicios e hidratar la panza con algún aceite o crema para ayudar a la piel que se va estirando. El autocuidado es importante para llegar al último trimestre más activa, combatiendo los malestares típicos y enfrentando el parto de mejor manera.
Pero también es importante promover el amor propio e ir aceptando este cuerpo que trabaja creando nueva vida.
En algunos casos la aceptación de este nuevo cuerpo es difícil. Nos sentimos presionadas a bajar los kilos extras después de dar a luz de forma inmediata. Las revistas muestran a mujeres que lucen increíble después de parir, lo que está bastante lejos de la realidad que vive la mayoría de las personas.
La invitación es no a crear una batalla con este nuevo cuerpo, a querer cada cicatriz y huella que dejó la gestación, a reconciliarte con cada parte de tu cuerpo, a entender que eres otra versión de ti y que hoy más que nunca es importante quererte y aceptarte.
Crear vida humana es simplemente asombroso, no es algo que debamos esconder y apresurarnos a borrar de nuestro cuerpo. De ahí la importancia de visibilizar los cuerpos en el posparto, derribar los estereotipos y aceptar tu cuerpo que es perfecto siendo imperfecto.
Por: Caroline O’Shee, doula y fundadora de Aldea Mamá.
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