Las experiencias pasadas que te han dejado heridas emocionales pueden tener un gran impacto en la forma en que te relacionas con tus hijos. Es posible que, de manera inconsciente, como madre o padre estés repitiendo patrones de comportamientos que aprendiste en tu propia infancia o que reacciones ante situaciones basándote en las emociones no resueltas del pasado. Esto puede influir en cómo respondes a los desafíos que surgen en la crianza, afectando la relación con tus pequeños.
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