Proteger a nuestros hijos los ayudará a tener una vida segura y feliz, pero sobreprotegerlos, a la larga, terminará afectando negativamente el cómo se desenvuelven en el mundo. Por eso es muy importante tener claro los límites, no caer en ser un padre sobreprotector, y saber que la educación no se delega, sino que es responsabilidad de ambos padres.

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