Una cosa es recuperar la memoria respecto a la crianza. Otra cosa es enfrentar una nueva realidad hogareña con otra edad a cuestas (los temidos y/o amados “40”), inventando una logística para 3 hijos que no existía y haciendo el esfuerzo por mantener o crear un trabajo remunerado.

Por cierto, surgen momentos de colapso y flaqueza… somos seres humanos. Pero la belleza de la experiencia está siempre latente para inspirar.

Trabajar y criar

Las mujeres lo han hecho desde siempre y la sociedad lo considera lo más normal del mundo. Dudo que, desde el lado masculino, estemos medianamente cerca de entender lo que significa ese esfuerzo. Por cuestiones de la vida laboral me ha tocado asumir mayor protagonismo en casa con los mellizos. Y vaya que ha sido difícil. Sigo en proceso de alcanzar el equilibrio entre la atención que requieren y mi trabajo, siempre con la convicción de que existe un punto exacto para ello.

Vivir más tiempo

Solemos leer que hay acciones o productos que nos restan minutos de existencia, como el cigarrillo o las grasas. Me gustaría decir que tener hijos alarga la vida, porque inmediatamente alarga los días. Te das cuenta de que había tiempo donde no lo habías visto antes. Así, me he encontrado viendo —en una tablet y con audífonos— un capítulo de “Stranger Things” a las 6 am de un día sábado. Adaptación.

Cuestión de confianza

¿Cómo se resuelve el cuidado de los niños cuando tienes que volver a tu trabajo remunerado? Todo depende de los recursos disponibles, no hay duda. Pero no solo de los económicos. Es relevante contar con una red familiar de confianza, accesible y dispuesta a darnos una mano. Mamá, suegra y hermanos (as) pueden resultar pilares fundamentales para la primera etapa. En nuestro caso sería casi imposible avanzar como lo hemos hecho, sin contar con ellos.

La alegría de una espera que continúa

Constantemente veo a los mellizos a los ojos, aprecio su sonrisa y me emociono con la actitud feliz con que despiertan todas las mañanas. Pienso e imagino cómo será su voz cuando hablen; cómo será su risa cuando rían; sus preguntas cuando puedan hacerlas; sus caricias cuando aprendan a darlas. La incertidumbre alimenta una etapa maravillosa, en que todo vuelve a parecernos mágico.

Ser padres en un mundo que cambió

Ha sido especial ser padres de mellizos en estos tiempos. No solo por la edad que tenemos, sino porque hay una o dos generaciones tras nosotros que prácticamente no tienen intenciones de tener hijos, pues están enfocados en viajar o estudiar. Nos encontramos con sobrinos, por ejemplo, que abren muy grandes los ojos cuando nos ven con los mellizos, como si no pudieran entender qué razones nos llevaron a postergar tantas cosas por la crianza.

Lo cierto es que tanto ellos como nosotros vamos postergando cosas en base a decisiones. Que las de hoy tiendan a ser diferentes a las de quienes nacimos antes de 1980 no las vuelven ni mejores, ni peores. Simplemente son el síntoma de un momento que puede ser diferente en un rato más. Quién sabe de qué estaremos hablando cuando mis pequeños ya tengan 10…

 

Por: Rodrigo Toledo, Papá en rodaje.