Es importante entender que el Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición que acompaña a las personas toda su vida. Es un cuadro que afecta el desarrollo cerebral temprano y que traería como consecuencias dificultades en la comunicación e interacción social, y en el procesamiento de estímulos sensoriales.
Se caracteriza por presentar un patrón de conductas, intereses o actividades restringidas y repetitivas. Esto puede manifestarse de diferentes formas en cada niño y niña, y es posible diagnosticarlo a lo largo de todo el proceso vital. A continuación se muestran algunos signos comunes que pueden alertarnos en los primeros 2 años de vida:
Que presente dificultades en el contacto ocular. Le es difícil o realiza un escaso y/o inconsistente contacto ocular.
Que no responda a la sonrisa social u otras expresiones faciales a los 6 meses.
Que no realice intercambio de sonidos o gestos faciales a los 9 meses.
Que no responda de forma clara cuando lo llaman por su nombre, pero sí responde frente a otros sonidos a los 10 meses (esto podría confundirse con problemas auditivos, por lo que es importante evaluar la audición).
Que no balbucee a los 12 meses.
Que no interactúe con gestos como señalar, alcanzar, mostrar o saludar con la mano al año de edad.
Que no diga palabra alguna los 16 meses.
Que no diga ninguna frase de dos palabras con sentido (sin imitar o repetir) a los 24 meses de edad.
Que exista una pérdida del lenguaje, del balbuceo o de alguna habilidad social a cualquier edad.
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Otras características
Además de los signos mencionados anteriormente, son frecuentes las siguientes características:
Dificultades en la expresión emocional: Presenta escasas expresiones faciales y/o ningún gesto como saludar con la mano o decir “no” con la cabeza. También muchas veces sus expresiones faciales no reflejan las emociones que sienten o expresan.
Dificultades en iniciar y mantener relaciones con otros niños: Muchas veces juega de forma más solitaria cuando niños de su edad ya han comenzado con un juego más interactivo con sus pares. También le es difícil hacer amigoso a veces pareciera que no muestra interés por otros niños (esto no significa que no tengan interés por los pares).
Le es difícil realizar un juego imaginario con los juguetes. Por ejemplo, bañar a los peluches, jugar a tomar el té, dar de comer a los animales, etc.
Tendencia a utilizar los juegos de una forma restringida y repetitiva. Por ejemplo, ordenar siempre por color, clasificar siempre de la misma forma, alinear autos u otros juegos. Les puede ser difícil flexibilizar en el juego.
Presenta algunas conductas como caminar en punta de pies durante largo tiempo, mover las manos como un “aleteo”, girar en círculos, tendencia a balancearse.
Dificultades y/o retraso en la adquisición del lenguaje verbal.
Frecuentemente tiende a repetir frases o palabras que otros dicen o que escuchan en canciones o en programas de televisión.
Dificultades en los cambios de rutina, adaptarse a cambios o situaciones nuevas, y si éstas ocurren, podrían sobre reaccionar.
Una baja o sobre reacción a estímulos sensoriales cotidianos como luces, ruidos, sensaciones a través del tacto, rechazo y selectividad en alimentos.
Consulta al profesional
Recuerda que cada signo por separado no significa que tu hijo presente un TEA, pero es una alerta a la que debemos estar atentos. Cada niño y niña es único, y el Trastorno del Espectro Autista se puede observar y manifestar de una manera diferente en cada persona.
Si notas algunos de estos signos u otros que te generen inquietud, consulta a un profesional especializado en infancia en el área de Trastornos del Neurodesarrollo y en Trastornos del Espectro Autista. Lo ideal será realizar una evaluación interdisciplinaria donde participen un neurólogo o psiquiatra, fonoaudiólogo, psicólogo y un terapeuta ocupacional, especializados en TEA. Entre más temprana sea la identificación del diagnóstico (ideal dentro de los primeros 2 años de vida) y mientras más temprano se brinden los apoyos necesarios, mejor será el pronóstico y el desarrollo.
Cuando nos referimos a intervención temprana hablamos de los primeros 5 años de vida, ya que es en esta etapa que la plasticidad neuronal del niño o niña, por ende su capacidad de incorporar aprendizajes, estará en su punto más alto.
Por: Camila Olmos Bell – Fernanda Césped Watanabe, terapeutas ocupacionales Centro de Audición, Lenguaje y Aprendizaje Comunica. Fono: +562 22203474, +569 91398650. www.comunica.cl
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