Alrededor de los tres meses y medio de gestación, los bebés han desarrollado su oído y pueden sentir la voz de su mamá, papá y personas cercanas, la música más tranquilizadora y que los acompañará por mucho tiempo. Es por eso que desde hace siglos las mujeres les hablan, susurran y cantan a sus hijos desde que están en el vientre.
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No es el único sonido que escuchan: en el vientre materno se oyen ruidos digestivos, los latidos del corazón, la respiración, música y voces del exterior. Todo un mundo comienza a dibujarse a través de los sonidos, y así se van desarrollando las
capacidades auditivas con los primeros arrullos y las primeras palabras.
Los estudios muestran también que el escuchar determinada música puede favorecer el desarrollo de la inteligencia. Alfred Tomatis, otorrinolaringólogo francés, investigó en 1947 los estrechos vínculos que existen entre el oído, la voz y el sistema nervioso, iniciando posteriormente un trabajo terapéutico con la música de Mozart, dirigido a personas con dificultades auditivas y de lenguaje.
Música en el desarrollo temprano
Como todo lo demás, en la etapa de la gestación las experiencias como el disfrutar la música se comparten a un mismo compás entre madre e hijo o hija. Por eso es importante estimularlos desde el vientre materno, escuchando música suave y hablándole en un diálogo cercano, afectivo.
La música alegra el espíritu, calma la inquietud y nos transporta a otras dimensiones, paisajes y espacios. Es una forma de expresión natural en niños y niñas, que desde pequeños siguen ritmos, imitan movimientos y sonidos. Sólo hay que mantener este estímulo a lo largo de la crianza e incorporarla como una herramienta de comunicación, aprendizaje y expresión.
Los métodos más apropiados para desarrollar el gusto por la música son los relacionados con el afecto, ya que será una actividad agradable en tanto la disfruto con las personas que me aman, me acompañan y me hacen vibrar con ella.
Podemos desarrollar el hábito de escuchar música varias veces en la semana, invitando a los niños y niñas a vivir esta experiencia gozosa con entusiasmo. Podemos disfrutar de la música junto con los niños y niñas, buscar fragmentos de ballet e ir relatándoles pequeñas historias en relación a los personajes.
A medida que van creciendo podemos elegir junto a ellos piezas musicales, entonarlas juntos, jugar con la música, sus ritmos, tocar instrumentos con ellos, contarles las historias de esos niños músicos, como pequeños cuentos, junto con escuchar su música.
Hay muchas presentaciones de orquestas, ballet o grupos musicales a las cuales podemos llevarlos. Es sorprendente la capacidad de nuestros niños y niñas de disfrutar y entender este arte.
Ideas para incorporar la música al aprendizaje
- Disfrutar en grupo de la presentación de grupos musicales.
- Dejar instrumentos a disposición de niños y niñas.
- Abordar otros aprendizajes, relacionándolos con los ámbitos temáticos y núcleos de las bases curriculares, como Formación personal y social, Autonomía, Convivencia, Identidad, Comunicación, Lenguaje, etc.
- Invitarlos/as a expresarse corporalmente con cintas, huinchas de papel, bailando libremente.
- Compartir experiencias, con gente que exprese su vivencia con la música.
- Vincular al lenguaje: Leer pequeñas historias con relación a la música, contar cuentos sobre las obras, recitar poemas, inventar letras a sus músicas.
- Expresar qué emociones sienten al escuchar las distintas melodías.
- Dibujar, crear afiches, construir instrumentos musicales.
- Mirar dibujos, láminas, videos, fotografías sobre música.
- Contar los tiempos musicales, clasificar instrumentos musicales, enumerar, experimentar, resolver problemas.
- Aprender acerca de la vida y obra del artista, a través de láminas o videos.
Por: Junji – Chile Crece Contigo.
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