Cómo enseñar a los hijos a ser resilientes
La vida tiene muchas aristas. Podemos vivir experiencias muy favorables, pero también hay eventos dolorosos que marcan nuestras vidas. En ese minuto es cuando se nos viene a la mente esa palabra mágica llamada resiliencia.
Leer artículo completo
Por este motivo es fundamental que reciban el apoyo de nosotros, los adultos, ya que no pueden resolver problemas de este tipo de manera aislada. La resiliencia es un concepto que proviene de la física y que se refiere al hecho que un cuerpo vuelva a su estado anterior luego de sufrir una deformación. Es decir, luego de una interacción que cambia su forma el material puede volver a su forma anterior. Entendemos entonces que para que haya resiliencia tiene que haber un “golpe”, un dolor que la justifique. Hoy en día, algunos teóricos creen que no es posible volver al estado anterior luego de pasar por una experiencia vital muy dolorosa. Las investigaciones se abren también a la posibilidad de que las personas, luego de una situación traumática, puedan incluso cambiar positivamente. La autora Edith Grotberg plantea justamente que el dolor puede ser una experiencia transformadora, que nos ayude a adquirir sabiduría y que nos permita crecer. En este sentido, una persona resiliente no solo se adapta luego de la experiencia adversa y vuelve a funcionar, sino que en su elaboración puede transformarse positivamente. Esta autora define resiliencia como: “La capacidad humana de enfrentar, sobreponerse y ser fortalecido o transformado por las experiencias de adversidad”. Cabe preguntarse: ¿la persona nace siendo resiliente o es una característica que se desarrolla? La American Psichological Association nos responde: “La resiliencia no es una característica que la gente tiene o no tiene. Incluye conductas, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona”. Los padres podemos poner en práctica algunas recomendaciones que pueden servir para desarrollar una mayor resiliencia en sus hijos, característica que sin duda les servirá demasiado en su vida futura: 1-Para ser resiliente es requisito que podamos enfrentar el dolor. En este sentido es fundamental poder validar el dolor de los niños frente a la experiencia que han tenido. 2-Es importante hablar de la experiencia de dolor y empatizar. En esta línea son favorables frases como: 3-Además de validar la emoción es fundamental ofrecer apoyo explícitamente. Por ejemplo: 4-También es importante establecer rutinas y tratar de seguir con un ritmo que le permita al niño continuar. 5-Es bueno dar explicaciones de lo sucedido acordes a la edad del menor y poder otorgar un sentido a la experiencia. Hay personas que otorgan un sentido religioso, otros un sentido de trascendencia, otros un sentido de la cohesión que ha permitido la situación que ocurrió, etc. 6-Hay que confiar en ellos. Si les mostramos sus fortalezas y habilidades, y confiamos en que ellos pueden salir adelante, aumentamos la posibilidad de que puedan confiar en sí mismos. 7-Es preponderante el ejemplo que les damos. Cómo nosotros podemos atravesar la experiencia dolorosa. Si los niños ven nuestra forma de salir adelante tendrán un modelo a seguir y se inscribirá en ellos la posibilidad de sobreponerse. 8-En la cotidianeidad de la vida y en los pequeños dolores podemos formarlos para enfrentar los momentos difíciles. Una mala nota, un lío con un amigo o un conflicto familiar pequeño pueden ser instantes donde se fomente una forma saludable de enfrentar los problemas en general. 9-Promover la confianza, la autoestima, la esperanza y optimismo de manera permanente. Por: María José Ortúzar, sicóloga. Instagram: @ps.resiliencia [irp posts=»10053″ name=»Cómo ayudar a los niños a lidiar con la vergüenza»]
Cuando los adultos vivimos experiencias dolorosas, como la pérdida de ser querido, perder el trabajo o enfrentar una enfermedad, nos cuesta trabajo y esfuerzo lidiar con ellas e intentar superarlas. Si pensamos en los niños, y tomamos como base que su aparato psíquico está en desarrollo, podemos comprender que no tienen las mismas herramientas que los adultos. Para ellos es mucho más difícil: no cuentan con recursos emocionales, sociales y cognitivos suficientes para enfrentar estos eventos.
¿Qué es la resiliencia?
Consejos para los padres