Mitos y verdades sobre los analgésicos y antiinflamatorios
Un estudio del Instituto de Salud Pública (ISP) realizado el 2018 expuso un preocupante escenario relacionado con el uso de medicamentos en el país. Durante el primer trimestre del año pasado, los chilenos adquirieron más 11,6 millones de cajas de medicamentos. La mayor parte de estos fármacos correspondieron a antiinflamatorios y analgésicos. Esto es cierto, pero depende del tipo de analgésico que se administre. Los analgésicos opioides como tramadol y la morfina, uno de los más potentes, pueden llegar a producir riesgo de adicción, incluso cuando son utilizados en periodos cortos. Los antecedentes personales y el tiempo en que se haya administrado el fármaco influyen en el desarrollo de adicción y dependencia. Sin embargo, es imposible predecir con seguridad quién es vulnerable a una posible dependencia. Los opioides son altamente adictivos, en gran parte porque presentan una alta actividad en centros de recompensa del cerebro. Los opioides desarrollan una actividad similar a las endorfinas, neurotransmisores que entre otras cosas provocan la sensación de bienestar físico. Las endorfinas amortiguan la percepción del dolor y aumentan los sentimientos de placer, lo que crea una sensación temporal pero importante de bienestar. Es por ello que, luego de que el fármaco es eliminado del cuerpo, se desea que esta sensación de placer vuelva lo antes posible, generando los primeros pasos de una posible adicción. La dosis a utilizar de analgésico depende de las características de cada paciente como edad, patologías de base, intensidad del dolor que manifieste y tipo de dolor. Por lo tanto, la dosis a utilizar debe ser indicada correctamente por un médico u otro profesional calificado. Por ejemplo, si consideramos el mismo fármaco, la dosis indicada para un niño es muy distinta a la dosis necesaria para una persona de 35 años o para un adulto mayor. La razón de esto es que los distintos grupos etarios presentan distintas características para metabolizar y/o eliminar el mismo compuesto. Por lo tanto, hay que evitar en lo posible la automedicación. Dependiendo de la causa que origine el dolor hay que indicar el tratamiento más adecuado. Por ejemplo, el dolor de origen neuropático ocasionado por la compresión de un nervio debido a una inflamación (inflamación nervio ciático) o a una infección viral, como es el caso de las infecciones herpéticas, puede requerir para su tratamiento el uso de fármacos anticonvulsivantes como pregabalina o en algunos casos específicos el uso de fármacos antidepresivos. Por lo tanto, es muy importante para el correcto manejo del dolor identificar primero cuál es la causa y de esta forma indicar el tratamiento más adecuado. [irp posts=»6595″ name=»¿Qué hacer frente a la intoxicación con medicamentos?»] La hepatotoxicidad es otro de los efectos adversos más comunes de los analgésicos. Está en estrecha relación con la dosis utilizada, el fármaco utilizado y la duración del tratamiento. Sin embargo, no es lo único. Alteraciones y lesiones gastrointestinales, afecciones renales y reacciones de hipersensibilidad son efectos adversos de alta prevalencia en la población debido al uso de AINES (Antiinflamatorios no Esteroideos). Hay que destacar que uno de los analgésicos más utilizados, el paracetamol, demostró hepatotoxicidad como efecto adverso en un alto número de pacientes debido a su mal uso. Esta hepatotoxicidad suele desarrollarse cuando se consume por sobre la dosis máxima diaria recomendada, la cual equivale a 4 gramos, por un periodo prolongado. Además, el cuadro puede agudizarse si el fármaco se administra en conjunto con otro tipo de sustancias que puedan dañar el hígado, como lo es el alcohol. Dependerá del tipo de paciente, ya que como todo fármaco existen ciertas contraindicaciones en el uso de analgésicos. Los AINES en general están contraindicados en casos de hipersensibilidad o alergia al principio a activo u otros fármacos similares (sensibilidad cruzada). Además, si el paciente presenta patologías como hemorragia gastrointestinal y enfermedad ulcerosa estos fármacos no deberían ser administrados. Por otra parte, debe existir especial precaución en pacientes que presenten enfermedades cardiovasculares graves, renales, hepáticas, diabetes, y enfermedades ulcerosas. Además, en pacientes que presenten un consumo crónico de alcohol debe tenerse especial consideración al usar estos fármacos. En cuanto al uso de AINES en embarazo y madres que se encuentren en periodo de lactancia y niños, esto debe ser cuidadosamente analizado, puesto que la seguridad de estos fármacos no ha sido completamente establecida. [irp posts=»6562″ name=»6 riesgos del abuso de medicamentos contra la alergia»]
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Entre los medicamentos más vendidos figuraron el paracetamol, el ibuprofeno, el migranol y el ketorolaco. Es por esta razón que una de las preocupaciones para los expertos es la automedicación. Si bien para algunos el consumo de analgésicos puede resultar inofensivo, lo cierto es que existe una serie de creencias necesarias de conocer. Liliana Peredo, académica de la Escuela de Química y Farmacia de la U. Andrés Bello, detalla cuáles son.
Los analgésicos pueden provocar adicción: VERDAD
Las dosis para controlar el dolor son similares en todos los pacientes: MITO
Los analgésicos son para todos los dolores: MITO
Pueden generar problemas hepáticos si se consumen en periodos prolongados: VERDAD
Todos pueden consumirlos. MITO