“Comer, jugar y amar”, es decir, una alimentación adecuada, estímulos y atención son esenciales para el desarrollo del cerebro del bebé en sus primeros 1.000 días de vida, de acuerdo con Unicef. Y es que “el cerebro de un bebé puede formar más de un millón de conexiones neuronales nuevas por segundo; un ritmo que nunca vuelve a alcanzar”. Por ello resulta no solo importante, sino que fundamental e imperativo ocuparse de la estimulación temprana de los bebés en su primeros 3 meses de vida, ya que aprovecha la capacidad y plasticidad del cerebro para el desarrollo óptimo de sus habilidades motoras, cognitivas, lingüísticas y sociales.
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