Una de las preocupaciones más latentes en los padres, sean primerizos o no primerizos, se relaciona con el sueño del recién nacido, del bebé y de los niños en general, y los problemas que pueden surgir derivados de ello.
Cuando el bebé no logra dormirse y presenta llanto tanto en el día como en la noche se transforma en una situación que puede llevar al límite a los acongojados padres. Y es que dormir es esencial para el correcto desarrollo del bebé. Tras largos años de investigación, hoy se sabe que los genes encargados de regular los ritmos de la vigilia y el sueño —los ciclos circadianos— se pueden ver alterados por la exposición a la luz y otros estímulos externos.
Sofia Axelrod es una neurocientífica especializada en el sueño que plantea un método diseñado científicamente para ayudar a los recién nacidos (y a sus padres) a tener varias horas seguidas de sueño reparador, basado en los descubrimientos sobre los ritmos circadianos que merecieron el premio Nobel en 2017. Sofia, colaboradora directa del premio Nobel Michael Young y madre de dos hijos, decidió plasmar estos revolucionarios hallazgos sobre la ciencia del sueño en el libro «¿Cómo duermen los bebés? (Ediciones Urano).
El método incluye estrategias sencillas para lograr un sueño reparador, sin llanto, sin largas noches en vela y sin recurrir a entrenamientos poco respetuosos con el bebé.
A continuación, se muestran algunos aspectos relevantes sobre el sueño infantil, que pueden ser de gran utilidad para los padres y que se explican con mayor detalle en las páginas del libro.
Toma nota
Existen genes que evolucionaron para adaptarse al giro del planeta sobre su eje y a las revoluciones alrededor del sol. Se llaman genes reloj y funcionan en la mayoría de las células de nuestro cuerpo.
Nuestros ciclos de vigilia y sueño (así como otros comportamientos fisiológicos) están regulados por el reloj molecular. De acuerdo con este ritmo natural (ritmo circadiano), hay un momento ideal para dormir (la noche), un momento ideal para la actividad física (por la tarde) y un momento ideal para las evacuaciones intestinales (por la mañana).
La exposición a la luz en un momento en que nuestro cuerpo (o el del bebé) debe estar durmiendo, puede causar estragos en nuestro ritmo circadiano.
Las luces artificiales como las bombillas incandescentes, LED, televisión, pantallas de teléfonos o tablets emiten luz azul en diversos grados, indicando a nuestro reloj interno que es de día y retrasando el comienzo del sueño. Los niños pequeños son más sensibles a este efecto.
Durante el día, la luz del sol tiene una alta proporción de luz azul, que disminuye por la noche a favor de una mayor proporción de luz roja.
La alta proporción de luz azul durante el día impide que el bebé duerma. Por la noche, la luz se vuelve más roja, permite que la melatonina aumente y el bebé pueda dormir.
No hay que exponer al bebé a luz azul o blanca durante la noche, y debe haber mucha luz natural en su entorno durante el día.
Puedes usar bombillas de color rojo para favorecer el sueño del bebé en la noche. Ideales para el cambio de pañal y alimentación nocturna.
Se ha observado que alimentar a los bebés siempre a la misma hora reduce el llanto durante el día y mejora el sueño nocturno. Y es que la repetición en alimentación y sueño son esenciales para arrastrar el reloj interno del bebé.
El bebé necesita dormir durante el día, pero hay que evitar que duerma demasiado (limitar cantidad y duración de siestas) para que pueda estar lo suficientemente cansado para dormir de noche.
Algunas técnicas comunes que pueden ayudar al bebé a dormirse son: envolverlo, acunarlo, susurrarle, cantarle, acostarlo en una silla mecedora, dar un paseo en coche o en portabebé, caminar con el bebé en brazos.
Envolver al recién nacido puede ser útil para ayudar a dormirse de noche porque está acostumbrado a la acogedora tensión del útero, donde los movimientos de brazos y piernas estaban restringidos. Además, evita que se despierte por el reflejo de Moro.
Evita mirar a tu hijo a los ojos cuando lo vayas a acostar. Ser observado aumenta nuestra excitación y altera nuestros patrones cerebrales. Que la madre lo mire es tan emocionante para el bebé que se vuelve más alerta. Puede dirigir tu mirada hacia su barbilla o vientre.
Es muy conveniente poner al bebé a hacer la siesta en un lugar diferente al que duerme por la noche.
Establecer una rutina de eventos cada noche antes de ir a la cama ayuda al bebé a dormirse. Pueden ser algunas de estas y no todas, pero es importante que siempre sean las mismas: baño, masaje, muda, darle de comer, envolverlo, leer o cantar una canción, acostarlo.
[irp posts=»13936″ name=»¿Los bebés pueden sufrir estrés?»]