La gratitud es la virtud que lleva a tomar conciencia de los dones que recibimos cada día, a valorar la generosidad de quienes nos los dan, y a mover nuestra voluntad para corresponder a estos dones, aprovecharlos, desarrollarlos y ponerlos al servicio de los demás.
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Nuestra meta como padres es ayudar a los hijos a dar gracias por lo que tienen y por lo que son, en lugar de lamentarse por lo que no tienen o quisieran ser, ya que la gratitud ayuda a la madurez y al enriquecimiento personal. Debemos enseñar a los hijos a ser agradecidos por la vida misma, don infinito y gratuito. Esta gratitud debe traducirse en vivir la vida plenamente.
Hay que aprender a estar atentos, detenerse y disfrutar de los momentos de felicidad, de alegría espontánea y sencilla. Los momentos felices se nos presentan en forma gratuita y sin esperarlos, por ello no debemos perder la capacidad de asombro y agradecimiento ante lo aparentemente pequeño. Para que los niños sean capaces de detenerse y descubrir estos momentos, necesitamos fomentar en ellos una actitud constante de apertura de corazón y gratitud.
Vivir la gratitud significa:
- Fijarse en las cosas buenas y en lo bueno de las personas.
- Reconocer todo lo bueno que tenemos y somos, y poner todo lo que está de nuestra parte para ser mejores.
- No lamentarnos por lo que no tenemos o no somos, sino poner los medios para lograr lo que nos proponemos.
- Fijarnos siempre en las necesidades de los demás y poner nuestros dones a su servicio.
Cómo promover la gratitud en casa
- Dar siempre las gracias por todo con una sonrisa, aunque sea por cosas aparentemente pequeñas y sin importancia.
- Cuidar las cosas, manteniéndolas en orden y compartiéndolas con quien las necesite. No desperdiciar la comida, agua, energía eléctrica, etc.
- Agradecer con gestos y acciones. Acostumbrarse a tener detalles con los demás: un dulce, una nota, etc.
- Dar gracias en la mañana por el nuevo día y ofrecer vivirlo de la mejor manera.
- Agradecer los alimentos.
- Agradecer en la noche, junto con nuestros hijos, los dones recibidos durante el día, y pedir ayuda para ponerlos al servicio de los demás.
- No quejarse o lamentarse por lo que no se tiene.
- Disfrutar de las actividades que hacemos en familia.
- Percatarse de las necesidades que pasan otras personas y agradecer el trabajo y esfuerzo de los que buscan darnos lo mejor.
Por: Club Net
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