Las investigaciones sobre el desarrollo humano muestran claramente que las semillas de la empatía, el cuidado y la compasión están presentes desde una etapa temprana de la vida. Pero para convertirse en seres humanos cariñosos, afectuosos y éticos, los niños necesitan que los adultos los ayuden en cada etapa de la niñez para nutrir estas semillas hasta su pleno desarrollo.

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