Existe consenso respecto a que es necesario poner “a los niños primero”. Chile tiene una deuda con la infancia en muchas áreas: en cuidados, en derechos y en educación, entre otras cosas. Y dentro de esto último, la enseñanza preescolar cumple un rol fundamental.

Junto a la necesidad de crear más jardines infantiles para llegar a más niños, es necesario que ese crecimiento involucre calidad educativa y buenos cuidados. Y es que la primera infancia constituye la base de las capacidades cognitivas, emocionales y sociales de las personas, en la que influyen de forma importante las experiencias durante la infancia temprana. Éstas serían fundamentales en las oportunidades futuras de aprendizaje, salud física y mental.

La evidencia indica que asistir a un centro de educación parvularia de calidad tiene efectos positivos, tanto en el desarrollo cognitivo como socioemocional de los niños, especialmente para aquellos que provienen de familias de mayor vulnerabilidad social. Por el contrario, la evidencia también advierte que la asistencia a centros de educación parvularia de baja calidad puede tener un efecto negativo en los menores, que es difícil de revertir.

Un cambio necesario

La nueva institucionalidad exige a todos los centros educacionales para niños —desde su nacimiento hasta el ingreso a la educación básica— contar obligatoriamente con una certificación del Ministerio de Educación para poder funcionar. Aquellos jardines y salas cuna que reciben aportes del Estado deben contar con un “Reconocimiento Oficial”, mientras que los establecimientos particulares deben contar con una “Autorización de Funcionamiento” (Ley N°20.832).

La normativa establece que los recintos que no cuenten con esta certificación no podrán funcionar, ni publicitarse como tal o con denominaciones análogas (jardín, guardería, sala cuna) a través de carteles, avisos, ilustraciones, propaganda en prensa o cualquier otro medio. La Superintendencia de Educación, y no la Junji, será la encargada de fiscalizar que esto se cumpla.

Cabe destacar que los establecimientos que se encontraban en funcionamiento antes del 1 de enero de 2017 contarán con un plazo de adecuación para obtener la “Autorización de Funcionamiento” o el “Reconocimiento Oficial” hasta el 27 de agosto de 2019.

Por otra parte, el Decreto N°128 definió plazos y exigencias a todos aquellos sostenedores particulares que, a partir del 9 de febrero de 2018 —por vez primera— abren una sala cuna o jardín infantil. Para ellos, la obtención previa de la “Autorización de Funcionamiento” es condición obligatoria para que el establecimiento abra sus puertas, se publicite, matricule párvulos e inicie sus actividades educativas.

Tipos de exigencias

De acuerdo a Bernardita Calderón, directora de los jardines infantiles y sala cuna El Manzano, la nueva normativa es muy exigente y pone énfasis en los siguientes aspectos:

1-Buen trato y buena convivencia:

Este ámbito se refiere a la promoción del bienestar en las relaciones, de manera que éstas se desarrollen con respeto y reconocimiento de las necesidades personales así como también de las necesidades de aquellos con que se interactúa. En esta lógica, el buen trato y buena convivencia es un tema transversal a toda la comunidad educativa, exigiendo un protocolo y actividades en torno a este tema, los cuales deben ser realizados de manera constante.

2-Salud, higiene y alimentación:

La nueva normativa exige condiciones mínimas relativas al proceso de elaboración de los alimentos. Se establecen exigencias particulares para los recintos destinados a cocina y baños. En materia de alimentación se establece una regulación exhaustiva respecto a la manipulación de los alimentos, debiendo existir una manipuladora de alimentos y minutas de alimentación confeccionadas por una nutricionista. Es de suma importancia que los padres conozcan estas minutas, con los componentes alimenticios y gramajes.

3-Protocolo de acción frente a vulneración de derechos de niños(as):

Se deben contemplar procedimientos específicos para abordar las situaciones de vulneración de derechos, como descuido o trato negligente. En relación a la seguridad se exigen varios protocolos frente a hechos de maltrato infantil y agresiones sexuales. Se tendrá como objetivo la recopilación de antecedentes que permitan conocer los hechos ocurridos con el fin de adoptar las medidas de protección respecto de los niños(as) que pudieran verse afectados por hechos de maltrato infantil, connotación sexual o agresiones sexuales. Esto a fin de entregarlos a los organismos competentes en caso de una derivación. Además, se dispondrán acciones específicas para aquellas situaciones ocurridas al interior del establecimiento o donde aparezcan involucrados funcionarios o dependientes de la institución.

4-Personal idóneo:

Se debe contar con un mínimo de profesionales de la educación por niño matriculado, lo que se conoce como “coeficiente técnico”, garantizando la atención oportuna de los niños(as), con Educadoras de Párvulos y Técnicos en Párvulos. En materia de contratación del personal se deberá contar con una serie de documentos legales para postular y posteriormente trabajar en recintos educacionales (títulos legalizados ante notario, certificado de inhabilidad para trabajar con menores de forma anual).

De acuerdo a Bernardita, el plazo inicial de agosto de 2019 podría extenderse hasta diciembre de 2022 si la moción presentada en el Congreso es aprobada (actualmente se encuentra en trámite legislativo). Sin embargo, toda esta nueva normativa debe ser tomada en cuenta desde ya si se está en búsqueda de un jardín infantil o sala cuna para los hijos.

Bernardita, ¿cómo evalúas la situación actual de los jardines infantiles chilenos?

Hoy el concepto sobre un jardín infantil es de guardería. Se desconoce que todo lo que se hace allí debe tener una intencionalidad pedagógica. La planificación es clave para los procesos cognitivos y para brindar muchas experiencias de aprendizaje, las cuales deben ser desafiantes y entretenidas.

Actualmente, muchos jardines infantiles no informan a las familias qué cosas realiza su hijo durante el día, lo cual es clave para una buena relación familia-jardín. Esto considerando que la familia es el primer educador.

Respecto al proyecto educativo, ¿habrá cambios?

El proyecto educativo es el sello de cada institución, es donde se plasman los propósitos pedagógicos. Actualmente existen programas mínimos que entrega el Ministerio de Educación. Para la educación parvularia están las Bases Curriculares, las cuales se actualizaron luego de 17 años y proponen muchos desafíos, considerando las últimas investigaciones en educación y nuevos estándares en educación inicial. Pero existe libertad para implementar programas propios en cada institución educativa.

Nuestra consigna como jardín infantil El Manzano es trabajar para favorecer la diversidad, pues somos diferentes en la forma de aproximarnos al despliegue de habilidades de cada niño-niña. Creemos en la importancia de desarrollar el pensamiento científico, obedeciendo a evidencias y al pensamiento crítico. Necesitamos niños y niñas creativos, que pregunten y que investiguen.

¿Qué consejos les darías a los padres a la hora de elegir un jardín infantil?
  • Visita varios jardines antes de elegir. Puedes hacer partícipe a tu hijo/a en este proceso. Esto lo hará sentirse más seguro y motivado.
  • Averigua la forma en que enfrentan situaciones conflictivas de adaptación, problemas emocionales y accidentes.
  • Observa las dependencias del jardín, ojalá con niños dentro de la sala para ver el clima de trabajo que se da. Percibe cómo están, si demuestran tranquilidad, entusiasmo y si están contentos realizando las actividades.
  • El jardín debe proveer una variedad de juegos, ya que éste es el vehículo de aprendizaje del niño.
  • Pregunta sobre el tipo de rutina que realizan para que puedas reforzar en tu hogar lo que tu hijo desarrollará en el jardín.
  • Asegúrate de que el inmobiliario (baños, mesas, etc.) esté adaptado para que los niños lo utilicen sin riesgo.
  • El ambiente debe ser estimulador, protector y de acogida para generar en el niño una actitud positiva, segura y abierta a aprender. Un ambiente donde se promueva “el buen trato” entre los adultos y los niños.