La adolescencia es la edad en que más frecuentemente se produce el inicio del uso y abuso de alcohol, y se aumenta el desarrollo de dependencia en la edad adulta.

El consumo de alcohol a temprana edad se asocia fuertemente con la alteración del desarrollo cerebral, un mal desempeño escolar, mayor probabilidad de deserción escolar, disminución de la satisfacción vital y los logros, entre otros.

Sin embargo, la realidad chilena preocupa. De acuerdo a los estudios del SENDA, el 80% de los mayores de 12 años reconoce haber consumido alcohol alguna vez durante su vida. Los jóvenes (15-24 años) beben en promedio 8 tragos cada día de consumo.

Sonríe Mamá & Familia conversó con expertos del SENDA para dar respuesta a ciertas inquietudes de los padres.

En muchos hogares los padres beben alcohol de forma moderada siendo parte de la cotidaneidad. ¿Cómo manejar esto de cara a la prevención en los hijos?

Efectivamente es una situación bastante común en muchos hogares, dado que el alcohol es una sustancia legal que se asocia a momentos de celebración, al compartir en familia y amigos. Por eso la importancia del ejemplo que los padres den a sus hijos en este ámbito.

Hay que ser claros en el discurso respecto a que el consumo está solo permitido para adultos, teniendo especial cuidado de no ofrecer o facilitar bebidas alcohólicas a menores de edad. De igual modo, y como uno de los resguardos que deben tomar los padres cuando decidan beber, es garantizarles a los niños que siempre habrá un adulto atento a las necesidades y cuidados que requieran, lo que podría llevar a que alguno se abstuviese de beber.

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Aunque de todas formas, siempre el escenario ideal es no beber con niños presentes, pues esa conducta ayuda a normalizar su consumo.

¿Por qué debe considerarse un error la frase: “Es bueno que los niños beban alcohol con sus padres para que aprendan a tomar”?

No solo es un error sumamente grave, es un daño directo a los menores: acá no hay doble lectura, el cuerpo y mente están en pleno desarrollo hasta los 18 años. Por eso, cualquier sustancia que perjudique ese crecimiento no puede ser facilitada por un adulto, menos por los padres. El consumo de alcohol, incluso en pequeñas cantidades, es dañino para los niños. Además, acá nos enfrentamos a una situación legal, pues por ley está prohibido vender o facilitar bebidas alcohólicas a menores de edad.

¿Cuáles son las consecuencias del consumo temprano de alcohol?

En términos de salud está la probabilidad de generar dependencia de esta sustancia y de consumir otras drogas. Los daños a la salud que genera son:

  • Enfermedades hepáticas.
  • Enfermedades cardiovasculares.
  • Daños neurológicos.
  • Baja del rendimiento escolar.
¿Los chilenos tenemos una cultura normalizadora del alcohol?

Históricamente Chile ha sido un país con un alto consumo de alcohol y esto podría vincularse a que socialmente no se ha considerado como una droga, cuando sí lo es. Además, su consumo moderado se constituye como un fenómeno social altamente aceptado. Es decir, si lo planteamos en esos términos, es posible hablar de una cultura normalizadora del consumo de alcohol. Y para que se haya producido eso han existido diversos incentivos ambientales y sociales que favorecen el uso de alcohol, como el bajo precio, la elevada publicidad y la gran disponibilidad física, aún más grave si consideramos el fácil acceso que tienen los menores de edad a esta droga lícita. El 20% de los escolares asegura que le es fácil o muy fácil conseguir alcohol, según nuestro último estudio.

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A eso se suma el alto desconocimiento sobre los daños asociados al consumo excesivo de alcohol. La buena noticia es que en los últimos años ha comenzado a cambiar esta visión porque las personas, de manera transversal, tienen mayor conciencia sobre los daños que produce su consumo. Sin embargo, aún queda muchísimo para generar mayor conciencia de los daños asociados a esta sustancia, especialmente en nuestros niños, niñas y adolescentes.

¿Qué medidas se impulsan para alejar a los menores del alcohol?

Una de las principales medidas está siendo impulsada por la OMS en su estrategia mundial para reducir el consumo nocivo de alcohol (publicada en el informe global sobre alcohol y salud del 2018), sobre todo en grupos vulnerables o de alto riesgo, como menores de edad. Ésta consiste en regular la publicidad del alcohol, su promoción y patrocinio. La OMS plantea que reducir la disponibilidad comercial y pública puede influir en la disponibilidad social del alcohol, y así modificar las normas sociales y culturales que favorecen el uso excesivo de la sustancia.

 

Fuente: SENDA.