Cada día mueren en nuestro país tres mujeres afectadas por cáncer de mama, siendo la primera causa de fallecimiento por cáncer entre las chilenas.

Aunque no se puede prevenir, su detección temprana tiene un 98% de sobrevida, es decir, casi todas las diagnosticadas en etapas precoces superan esta enfermedad. Por ello, conocer los métodos de detección se vuelve crucial.

La radióloga experta en mamas de Centros Médicos Vidaintegra, Dra. María Elisa Droguett, explica cuáles son esos exámenes y bajo qué circunstancias se elige uno u otro.

Mamografía

Es el examen por excelencia para detectar el cáncer de mama en etapa precoz y el único que ha demostrado reducir su mortalidad. Se hace una mamografía basal a los 35 años y después se comienza de forma rutinaria una vez al año. Considerando que no hay forma de predecir quién desarrollará esta enfermedad, todas las mujeres mayores de 40 años deben ser consideradas de riesgo y, por ello, deben realizarse este examen anualmente.

No hay suficiente evidencia para afirmar categóricamente cuándo o si se debe suspender en algún momento la mamografía anual. Lo que sí se sabe es que entre los 69 y 80 años la tasa de crecimiento de este cáncer es lenta y, de existir, está en fase inicial.

Ecografía

Este examen se solicita cuando las mamas son densas, porque la sensibilidad de la mamografía baja hasta en un 60%. Asimismo, cuando hay una historial familiar de cáncer de mama o diagnósticos previos de lesiones de alto riesgo. También puede ser un requerimiento para quienes están en terapia hormonal, dando pecho, con lesiones palpables o cuando el doctor no se siente conforme con la mamografía y prefiere clarificar el diagnóstico.

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La ecografía nos da información sobre la configuración sólida o líquida de un nódulo detectado en la mamografía. Si es sólido, también puede definir si es de origen benigno, si necesita control o si es necesario realizar una biopsia para confirmar un diagnóstico. También es útil para evaluar procesos inflamatorios como mastitis y ginecomastia en adolescentes y niños y, en mujeres con implantes, permite evaluar la condición de éstos.

Resonancia

Este examen no incluye radiación, es indoloro y se utiliza para el estudio de las mamas con el fin de evaluar aquello que no es posible con los métodos tradicionales. La resonancia no reemplaza la mamografía, sino que se utiliza como una herramienta complementaria que permite ver, por ejemplo, en qué etapa está un cáncer de mama recién diagnosticado o evaluar el efecto de la quimioterapia sobre el tumor. Asimismo, se puede solicitar cuando hay alto riesgo de desarrollar cáncer de mama por antecedentes familiares e incluso permite detectar si se ha roto alguna prótesis.

Autoexamen

Se aconseja realizarlo a partir de los 20 años una vez por mes, entre el día 4 y el día 10 después de la menstruación. ¿Cómo hacerlo? La mujer debe sentarse frente a un espejo y con buena luz observar sus mamas en busca de hundimientos de la piel y/o pezón, arrugas, cambio de color o lastimaduras. Luego debe poner la mano detrás de la cabeza y examinar la mama contralateral, en círculo, para ver si se siente algún nódulo. Se puede realizar también en la ducha.