Las vacaciones son un periodo de descanso, pero a la vez de diversión para los niños. El simple hecho de levantarse más tarde implica romper con la rutina de todo el año. Sin embargo, también puede ser una instancia para que aquellos niños que tengan algún problema de comunicación, lenguaje o habla aprovechen este tiempo para favorecer esta área sin que implique un desgaste cognitivo y que sea a la vez de forma natural.

La fonoaudióloga Carolina Herrán, académica de la Escuela de Fonoaudiología de la U. Andrés Bello y magíster en trastornos de lenguaje y habla, detalla 7 tips o sugerencias para que los padres o cuidadores puedan ayudar a los pequeños en esta materia en forma lúdica.

1-Conversar

Converse al menos 10 minutos al día de un tema que sus hijos propongan. La idea es plantearlo el día anterior y al otro día desarrollarlo de forma grupal.  Por ejemplo, hablar de alguna competencia deportiva en otros países. La idea es que los padres y sus hijos averigüen del tema y dialoguen que es lo que investigaron. Esto puede desarrollar en la hora de la cena o antes de acostarse. Esta actividad fomenta la curiosidad que es un comportamiento inquisitivo natural de forma lúdica. Lo principal es que su hijo plantee el tema, por esto es muy importante preguntar ¿Qué deseas investigar? o ¿De qué tema quieres que hablemos mañana? No olvidar comprometerse como padres y aunque ellos no indaguen del tema es significativo exponerlo a pesar de esto.

2-Para niños más pequeños

Se puede jugar al “veo -veo”. Esto se puede hacer durante traslados o al llegar del trabajo mientras realiza otras actividades. Por ejemplo, preparar la cena u once. La idea es que su hijo describa las características generales de un objeto que esté presente en el lugar donde comparten ambos (padres e hijos). Esto fomenta el vocabulario y capacidad de evocación o memoria respecto a un estímulo.

3-Para niños preescolares o escolares

Planificar un paseo o actividad para realizar al menos una vez a la semana. La simple planificación de un viaje o paseo implica que el niño utilice una zona cerebral llamada “córtex prefrontal” encargada de las funciones ejecutivas, que en términos más simples son las actividades mentales más complejas necesarias para desenvolvernos en nuestro entorno y alcanzar nuestras metas.  Esta actividad se puede desarrollar de esta forma: su hijo puede usar un papel y lápiz para describir los pasos a realizar en ese viaje o paseo, con dibujos o escribiendo o simplemente verbalizando estos pasos. Puede hacerlo uno o dos días antes del paseo.

4-Dibujos

Jugar a dibujar una línea, rayas o figuras y a partir de esto generar otro dibujo con significado real (para los de mayor edad, lo que hacía el “Señor Lápiz” de Cachureos). Esto fomenta la creatividad y planificación necesarias también para comunicar mejor.

5-Juegos de mesa

Enseñarles a usar juegos de mesa como dominó, ojo de lince, dama o ludo, probablemente muchos ya lo hacen, pero la idea es que los padres les enseñen si es su primera vez, la forma de jugar y reglas de los juegos. Esta actividad tan sencilla como útil genera que ambos (padres e hijos) se vinculen de manera positiva en el juego y favorezcan el vocabulario no habitual.

6-Jugar a la mímica

Entre ambos o en familia jueguen el clásico juego, adaptándolo a la edad de su hijo. Por ejemplo, si son preescolares pueden imitar a animales o acciones diarias y si son más grandes películas o conceptos más abstractos. Esto favorece la comunicación no verbal y la habilidad de usar estos gestos con las palabras cuando se descubra que era. Proponerse jugar unos 10 animales o 10 películas.

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7-Habla paralela y autoconversación

Por último, una forma de corrección de forma indirecta y expansión del lenguaje se puede usar siempre, lo que llamamos técnicamente como “habla paralela” y “autoconversación”. El habla paralela es que el adulto vaya verbalizando lo que está haciendo su hijo, mientras juega. La autoconversación consiste en que el adulto vaya hablando de lo que él hace mientras se encuentra con su hijo. En ambos casos no requiere planificar ninguna actividad y puede usar simplemente rutinas de la vida diaria como bañarlo, vestirlo, preparar la cena u once. Lo importante es usar un lenguaje sencillo y adaptado a la edad de su hijo. No se trata de hablar mucho sino de hablar de forma pausada con énfasis y expandiendo el vocabulario.