Se acerca el término del año y la celebración de la Navidad acapara todas las miradas, especialmente, la de los más pequeños, quienes esperan la llegada del Viejito Pascuero. Pero, ¿qué ocurre cuando comienzan las dudas sobre este símbolo de la navidad? El develamiento de este secreto y cómo hacerlo sin desilusionar a los niños no es tarea fácil.

Según la psicóloga de Clínica Tabancura, Siomara Chahuán, “los padres mantienen esta ilusión cuando sus hijos son pequeños, por un acto de complicidad entre padres e hijos. Sin embargo, apenas los niños comienzan a sospechar es mejor que los padres les cuenten la verdad, teniendo preparada una respuesta, antes de que ellos la descubran por sí solos”.

Para eso, explica que desde el inicio es fundamental sustentar la fantasía del Viejito Pascuero con elementos de fácil explicación, para brindar a futuro respuestas coherentes. Aconseja explorar si el niño sigue creyendo en esta figura con contra-preguntas como “¿qué crees tú?”, de manera de adecuar la respuesta a lo que el niño necesita escuchar.

Se pueden utilizar frases como “el viejito sí existe en el corazón de cada uno de nosotros”. Así se evita destruir la ilusión de golpe.

La edad apropiada

La edad en que los niños mantienen la creencia del Viejito Pascuero se extiende aproximadamente entre los dos y los ocho años. Según la especialista, en esta etapa los niños pasan por un pensamiento mágico y simbólico, que hace más fácil que puedan creer en la llegada del Viejito Pascuero. Posteriormente, el pensamiento se vuelve más concreto y logran diferenciar la realidad de la fantasía. Si tienen hermanos mayores, esto podría ocurrir antes.

Agrega que cuando la aparición de la duda es reiterada, esa es la señal para aclarar la verdad. “Comienzan los cuestionamientos porque adquieren nuevas habilidades de pensamiento, que ayudan a la comprensión de la naturaleza de esta figura”, señala la psicóloga.

Llegado el momento, aconseja que “sería bueno plantearles que el Viejito Pascuero es una figura imaginaria muy positiva, que representa generosidad, entrega y amor, representa también el saber que existen personas que quieren a los otros sin recibir nada a cambio, y que es precisamente eso lo que ellos como padres querían enseñarles a través de esta figura”.

No imponer verdades

Hay veces en que, a pesar que se les comenta la no existencia del Viejito Pascuero, los niños siguen creyendo. En este punto, a juicio de Chahuán, “no deben ser los padres, adultos o hermanos mayores los que por su propia iniciativa declaren que no existe. A menos que sea muy necesario, por ejemplo, cuando a los niños les cuesta mucho salir de su fantasía y piden muchas explicaciones; entonces se deben poner límites”.

Por último, detalla que es casi inevitable que no sientan pena, ya que para ellos es como la pérdida de un ser querido. “Hay que tratar de explicarles que aunque el Viejito Pascuero no es real, existe en el corazón de los padres. De esta manera, el espíritu alegre y generoso del Viejito Pascuero sigue estando en la familia”.