Como todas las habilidades socioemocionales, tolerar la frustración se puede enseñar modelando silenciosamente con nuestra propia tolerancia a la frustración y ayudando a tomar conciencia de ello a nuestros hijos.
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Alejandra Buzeta, directora de
Fundación Ama —institución que lleva varios años trabajando con talleres para padres en diversos temas de crianza— señala que los padres necesitan entender que en los procesos de aprendizaje la frustración es una emoción aceptable. El tema no es no frustrarse, sino que aprender a regular esa emoción para seguir adelante e intentar de nuevo si es necesario.
Toma nota
- Reconocer lo difícil que resulta aceptar las equivocaciones y lo frustrante que es volver a empezar una tarea una y otra vez es una buena forma de practicar la tolerancia a la frustración.
- Cuando algo salga mal, un trámite no nos resulte o se caiga internet en la mitad de una reunión importante, aprovechemos de compartir con los hijos nuestra frustración, rabia, pena u otra emoción.
- Hablemos de cómo hicimos para regular y retomar la tarea con determinación. ¿Qué aprendizajes obtuvimos de esa experiencia? ¿Cómo evitar que situaciones así puedan volver a ocurrir? Y si nuestra reacción es inadecuada, ¿cómo podríamos reaccionar de mejor manera la próxima vez? ¿Qué podríamos hacer diferente?
- Esto es muy interesante porque nos abre espacio para nuestra imperfección, nos libera de la tentación de no mostrar nuestra vulnerabilidad. Aceptar nuestra equivocación es fuente de aprendizaje para nuestros hijos.
- Otro camino complementario es aceptar que el error es parte de la vida. Si logras incluirlo como parte del inventario, todo se hará más sencillo y habrá menos frustración en nuestras vidas.
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