Cuidados esenciales para tus hijos en verano
El verano es la época de mayor disfrute al aire libre y de más tiempo de ocio. Pero también es una temporada en la que la incidencia de algunas enfermedades aumenta. Esto debido a diversos factores:
- el aumento de las temperaturas
- las actividades en espacios abiertos
- los cambios en la alimentación habitual, especialmente en niños.
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Los niños menores tienen un sistema termorregulador que aún no ha madurado, por lo que hay que tomar más precauciones. Se insolan y queman más fácilmente. La pediatra señala que “es importante usar el factor protector adecuado y renovar su aplicación cada 6 horas, además de evitar la exposición al sol entre las 11 y 2 de la tarde”. También es relevante mantener una adecuada hidratación, ya que el cuerpo elimina el calor a través de la piel y la orina. Además, hay que secarlos bien tras meterse al agua, sobre todo los oídos y la zona genital. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 372.000 personas mueren anualmente por ahogamiento. Más de la mitad tiene menos de 25 años y 1 de cada 5 son menores de 5 años. Se han realizado estudios para saber cuáles son los elementos de mal pronóstico una vez ocurrido al accidente. Los dos más importantes son: En este tema, es importante no perder nunca de vista a los niños en lugares con agua. Aunque suene un timbre, el teléfono o quieras ir por alguna cosa. Siempre es bueno que haya dos adultos que hagan turnos vigilando a los niños. También se recomienda mantener con cerco las piscinas cuando no se usen y no dejar objetos dentro que puedan atraer su atención. Es secundaria a la humedad luego de estar muchas horas en la piscina o el mar y un secado insuficiente. Niños que pasan mucho tiempo en el agua o que tienen una sudoración excesiva pueden sufrir proliferación de gérmenes que afecten al oído. Regula los tiempos y preocúpate de secarlos bien al salir del agua. Debido al calor se incrementa el riesgo de intoxicaciones alimentarias, por lo general, por el inadecuado mantenimiento de la refrigeración de la comida, como puede ser el caso de huevos, salsas como la mayonesa o carnes y pescados. En este sentido, es fundamental extremar la precaución y controlar qué comida se llevan los niños a la boca ya que un alimento en mal estado puede provocar desde diarreas y vómitos hasta fiebre, malestar general y cuadros más graves. Durante el verano aumenta la población de muchos insectos como mosquitos, avispas, abejas o arañas. Esta situación, unido al mayor tiempo que se pasa al aire libre y al uso de ropa más ligera, incrementa las posibilidades de sufrir picaduras o mordeduras. La Dra. Sarmiento destaca que “el uso de repelentes es recomendable en niños de más de 2 meses de edad, aunque siempre es recomendable consultar con su médico. La aplicación debe ser en las propias manos de los padres y después frotarlas sobre la piel de los hijos. Finalmente, hay que evitar la aplicación en los ojos y boca del niño y usarlo cuidadosamente alrededor de sus oídos. Debido al aumento de las temperaturas y la intensidad de los rayos del sol algunos menores sufren golpes de calor y deshidratación, dos eventos que pueden llegar a ser muy graves. Entre los síntomas más comunes de este tipo de patologías se pueden encontrar una reducción de la frecuencia al orinar, somnolencia o mareos, irritabilidad, piel y boca seca, entre muchos otros. Para evitarlos lo más adecuado es reducir la exposición directa del sol, especialmente en las horas centrales del día, beber abundante agua de forma muy frecuente y mantener una alimentación sana, equilibrada y ligera. Los entornos cálidos y húmedos, como playas, piscinas o vestuarios, se convierten en un caldo de cultivo idóneo para su proliferación. Estos gérmenes pueden provocar desde lesiones leves como el conocido pie de atleta hasta otras enfermedades más importantes. Un problema frecuente en verano es la infección urinaria, especialmente en niñas, ya que al pasar mucho tiempo con el traje de baño húmedo tienen más posibilidades de sufrirla. Pueden darse por diversos motivos como cambios bruscos de temperatura por el aire acondicionado, exceso de contaminación de muchos lugares durante los meses de calor más intenso, variaciones en el ozono troposférico e incluso la toma de helados y otras bebidas o alimentos muy fríos. Entre los problemas más frecuentes están las infecciones respiratorias como faringitis y bronquitis, así como reagudizaciones de asma. [irp posts=»4197″ name=»¿Por qué los piqueros son peligrosos?»]
La pediatra del Grupo Cetep, Dra. Lorena Sarmiento, menciona algunos de los problemas más habituales de los niños en el verano y sus respectivos cuidados.
1.Quemaduras solares:
2.Asfixia por inmersión:
3.Otitis:
4.Intoxicaciones alimentarias:
5.Picaduras de insectos:
6.Golpes de calor y deshidratación:
7.Hongos e infecciones urinarias:
8.Problemas respiratorios: