Dibujos de los niños: ¿qué cosas deben preocuparnos?
Los dibujos de los niños son una fuente inagotable de datos para conocer su mundo interior. Por lo mismo, varios psicólogos han investigado profundamente el tema esbozando ciertos parámetros reconocibles a los que se les puede dar una interpretación.
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¿Qué intenta esconder, destruir o hacer desaparecer? El contexto en el que el niño empieza a dibujar puede aportar un indicio, igual que si el tema es impuesto, por ejemplo, cada vez que la Navidad o las vacaciones empiezan. Puede que el niño esté haciendo frente a una situación familiar o escolar difícil de soportar o de aceptar para él. ¿Experimenta ira en relación con una situación? ¿Ha caído en la trampa de creer que un dibujo solo vale cuando es bonito e intenta esconder y tachar su dibujo feo? ¿O puede que no quiera molestar a los adultos con la realidad expresada en sus creaciones? Ante esto debemos estar seguros de que no se trata de un accidente ni de un olvido. Si no es así, el niño estará expresando una realidad dolorosa en relación con las personas eliminadas o disimuladas. Un niño puede eliminar las manos de quien le pega, los pies de quien le da patadas, la boca de quien le grita, etc. Está dando fe de un vacío que implica la dificultad para expresar sus emociones, para sentirse unido a los demás o una incapacidad para abrirse al mundo. Podría haber un problema de autoestima o de confianza en sí mismo. A veces estos niños se sienten rechazados, excluidos, y preferirían desaparecer simplemente. Un adulto podría verificar si ha habido cambios significativos en la vida del pequeño, tan difíciles que el niño prefiere dejar de aparecer en escena. Puede que sea algo que el niño no puede aceptar de ningún modo, una situación insoportable para él. Hablar sobre el dibujo y comentarlo con él podría darnos pistas válidas. De acuerdo con la autora, cuando alguna cosa te inquiete de los dibujos de tu hijo debes verificar lo antes posible lo que puedas sobre él. Pregúntale con mucho tacto sobre lo que vive en el jardín, en la escuela, en su casa o sobre sus relaciones con amigos, a fin de descubrir la fuente de su problema potencial. Puedes hacerle preguntas abiertas, como las siguientes: Este pequeño interrogatorio, suave y adaptado a la edad del niño, deberá estar siempre exento de cualquier signo de alarma. Escoge un momento propicio para la charla, cuando el niño esté relajado y accesible. Evita elegir momentos inoportunos, como cuando acaba de llegar del colegio, cuando tiene hambre, cuando está cansado o cuando está entretenido jugando o viendo la tele. Trata de guardar los dibujos más reveladores para enseñarlos a los profesores del niño, o al psicólogo/a en caso de que decidas llevarlo a terapia, para discutir con ellos el contenido y comentar la situación. Los dibujos pueden llevar a preguntarnos como padres sobre los problemas que nuestros hijos viven en el seno del hogar: quizás detectemos problemas de pareja, dificultades financieras, estrés laboral trasladado a casa, etc. Todas esas cosas, y otras más, repercuten en la vida de los niños y son susceptibles de alterarlos. [irp posts=»10403″ name=»¿Qué es la negligencia parental?»]
La educadora canadiense Brigitte Langevin, en su libro “Comprender los dibujos de los niños”, muestra algunos indicios que pueden convertirse en alarmantes cuando se repiten mucho en un espacio determinado de tiempo.
Cuando el niño se niega a dibujar o rompe sus dibujos
Cuando ennegrece de un modo excesivo todos sus dibujos
Cuando amputa uno o más miembros a sus personajes, pero también cuando sombrea o incluso los borra o tacha
Cuando solo dibuja caras vacías (sin ojos, ni boca, ni nariz) o incluso una casa sin puerta ni ventanas
Si hace dibujos extremadamente pequeños
Si el niño dibuja incansablemente y a través de los meses el mismo tema
Qué hacer