Las infecciones urinarias en niños podrían estar vinculadas a problemas renales, que de no tratarse a tiempo, tendrían consecuencias irreversibles a futuro. Así lo afirmó Corporación Renal Infantil MATER, organización dedicada a prevenir el daño renal en niños, que además hizo un llamado a que los padres estén alertas ante este tipo de infecciones, en especial porque sus síntomas suelen ser difíciles de percibir a menor edad.

“Cualquier fiebre de origen poco claro, que no esté asociada a otras molestias, como amigdalitis, diarrea u otitis, puede deberse a una infección urinaria. Por lo que en esos casos de fiebre sospechosa se debe realizar inmediatamente un examen de orina para identificar si hay infección”, explicó José Manuel Escala, urólogo infantil y presidente de esta organización.

Identificar su origen

El profesional agrega que una vez que se trata la infección urinaria se debe identificar su origen y consecuencias, pues existe una alta probabilidad de se trate de una obstrucción en las vías urinarias o un reflujo del tránsito de la orina. En ambos casos se puede corregir con tratamiento médico o quirúrgico, pero se debe identificar a la brevedad, a través de imágenes, las que muchas veces tardan debido a la alta demanda del sistema.

“Independiente de si la infección urinaria o la fiebre han desaparecido, es fundamental estudiar el riñón y las vías urinarias con imágenes, como ecografía y otros. Solo así podemos identificar el daño y se podrá tratar a tiempo para que a futuro ese niño no engrose la lista de enfermos renales”, explicó el urólogo.

Y es que, según cifras del Ministerio de Salud, en el país existen más de 1 millón de personas con daño renal en etapa inicial, pese a que no lo saben, mientras que otras 22 mil deben dializarse regularmente.

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Diagnosticar a tiempo

Corporación Renal Infantil MATER se encarga de dar acceso a este tipo de exámenes en un plazo menor a 10 días. Para ello cuenta con un centro de diagnóstico ubicado en San Miguel, donde cada año recibe a más de 14.000 niños de todas partes del país. Del mismo modo, dispone de un ecógrafo en regiones, que desde Chillán ha permitido ayudar a más de 600 pacientes.

“Nuestro rol es complementar el trabajo de la salud pública, procurando que una lista de espera o la falta de recursos de una familia, no sean impedimento para que un niño acceda a un diagnóstico de calidad y oportuno”, comentó el doctor Escala.

En complemento a esa labor, la institución desarrolla un programa quirúrgico en alianza a hospitales a lo largo del país, el cual busca destrabar las listas de espera de cirugías nefrourológicas, confrontando la falta de especialistas en regiones con el traslado de éstos desde Santiago. Así las familias no deben moverse de su zona para encontrar una solución. Gracias a este programa, se han realizado más de 700 cirugías desde Arica a la Araucanía.

Del mismo modo, para ayudar a pacientes que requieren asistir a un centro de salud de mayor complejidad en la Región Metropolitana, la institución cuenta con una casa de acogida en Santiago que recibe a niños y sus familias en un lugar con todas las condiciones necesarias.