Padres: 10 consejos para hablar con tus hijos
Cuando los padres hablan con sus hijos, o interactúan en las relaciones del día a día, no solo comparten un mensaje sino también un contenido emocional que el cerebro procesa como información relevante para ser almacenada en la memoria a largo plazo.
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Nuestras figuras parentales (padres y/o cuidadores) son nuestros primeros referentes y modelos en la forma de interactuar con el entorno. Es así como aprendemos a modular nuestras emociones, expresar lo que pensamos y sentimos, pedir ayuda, buscar contención emocional y/o ser afectivos tanto verbal como físicamente. Las palabras dejan huellas invisibles tanto en niños como adultos. Estas se transforman en recuerdos sonoros, visuales (de la gestualidad al hablar) y kinestésicos (asociados a caricias, besos, abrazos o golpes, etc.). Reviven y resuenan en nuestra mente dejando memorias impregnadas de emociones. En este sentido, hablar apropiadamente, amorosamente, respetuosamente y con las 3 T —tono, tino y tacto adecuados— propicia el desarrollo de un cerebro emocionalmente sano y cognitivamente estimulante, dispuesto a aprender en forma permanente. El lenguaje ha sido largamente estudiado mediante estudios transversales y longitudinales, demostrando que desde la lactancia hasta la adolescencia este influye significativamente en el desarrollo y en trastornos posteriores, lo cual redunda en dificultades en la comunicación (Cohen, 2010). Es positivo que los padres alimenten la curiosidad, dialoguen y compartan con sus hijos e hijas. Así también, cuando necesiten “ponerle nombre” a lo que les pasa será más fácil comprender y resolver de manera autónoma. Esta capacidad de autoconocimiento se aprende tempranamente en la infancia con ayuda de los padres y/o cuidadores. La labor de estos últimos es ser facilitadores del aprendizaje de los niños y niñas, inducir a su pensamiento reflexivo, aprender a evaluar los riesgos y sus consecuencias, dialogando y analizando las situaciones con ellas y ellos. Para el cuidado de las palabras que usamos frente a nuestros hijos, acá van algunos consejos importantes: 1.- Mantén un lenguaje enriquecido y variado. Estimula a tu hija e hijo con distintos tipos de estímulos visuales, auditivos y kinestésicos. 2.- Regula tu tono de voz, timbre y entonación, es decir, lo referido a lenguaje no verbal y paralingüístico. 3.- Háblale a tu hija e hijo en su nivel de comprensión, utilizando palabras que ellas y ellos comprendan, pero sin infantilizar los conceptos ni tampoco elevarlos. 4.- Establece contacto visual con tus hijos e hijas. De este modo captarás su atención y tu mensaje será más eficaz. 5.- Ayúdalos a reflexionar e invítalos a pensar cómo resolver determinados problemas como un ejercicio de estimulación mental y fortalecimiento de su autoestima. 6.- Evita responder por ellos. Dales tiempo para ordenar sus ideas y expresarlas verbalmente. 7.- Estimula su creatividad, comprensión y vocabulario a través de la lectura de cuentos diariamente. 8.- Dialoga. Ello consiste en aceptar la existencia del otro en su individualidad y particularidad, generando un puente donde podemos compartir y aprender mutuamente. 9.- Habla bien y escucha activamente. Solo así se aprende de los modelos significativos. Recuerda que eres la figura afectiva más importante para ellos. 10.- Enriquece la comunicación, fortalece tu seguridad personal, autoestima e inteligencia emocional. Por: Karynna Pérez Benavente, psicóloga clínica. @psicologakarynnaperezbenavente [irp posts=»13799″ name=»Hábitos de familias felices»]
Lo cierto es que el lenguaje es uno de los procesos cognitivos avanzados que va evolucionando y desarrollándose a lo largo de nuestro ciclo vital. Requiere de estimulación, práctica, refuerzos y pausas.
La huella del lenguaje
Comunicar y generar puentes de diálogo
Consejos