Y agrega: “con cada intento y esfuerzo por lograr las metas, los niños y niñas aprenden a conocerse a sí mismos, a buscar diferentes estrategias para llegar al objetivo, a desarrollar la perseverancia, la tolerancia y la creatividad. Asimismo, “es importante tener presente que, al valorar y elogiar su esfuerzo, trabajo y determinación, promovemos su autoestima y confianza en sí mismos y a que mantengan la determinación cuando el objetivo se torna difícil”.
Nuestro rol como adultos es fundamental en el acompañamiento y también en lo que hacemos y decimos. A continuación, desde Fundación CAP compartimos algunas ideas para promover en los niños y niñas el valor del esfuerzo:
Celebrar el esfuerzo por sobre el resultado:
Poner el esfuerzo y la constancia como el elemento más importante, independiente del resultado.
Elogiar conductas específicas y concretas:
Cuando elogias al niño o niña sé específico sobre qué conducta estás elogiando. Por ejemplo: “Veo que te estás esforzando por armar el puzzle y encajar cada pieza en su lugar”.
Acompañar, no hacer las cosas por ellos/as:
En lugar de hacer las cosas por ellos, deja que ellos lo intenten. Puedes acompañarlos/as y guiarlos. Por ejemplo: “Ahora intenta tú alcanzar los cubos, yo estaré aquí contigo. ¡Muy bien! Estás muy cerca de alcanzarlos”.
Predicar con el ejemplo:
Los adultos también nos frustramos cuando no logramos nuestros objetivos. Es importante poder reconocer nuestros propios esfuerzos y verbalizar frente a los niños y niñas. Por ejemplo: “Hice una torta, pero no me quedó con la forma que quería. Lo bueno es que aprendí a hacerla y para la próxima vez me quedará mejor”.
Ser pacientes:
Respeta sus ritmos, no los apures, ni tampoco termines las cosas por ellos, ya que al hacerlo estamos transmitiendo que no confiamos en sus capacidades. Por ejemplo: si les pedimos que hagan su cama probablemente no quedará igual que si la hiciéramos nosotros, pero es importante valorar y no arreglar el resultado.
Otorgar responsabilidades:
Desde pequeños darles responsabilidades acordes a su edad, confiando en sus capacidades. Por ejemplo: pedirles que ordenen sus juguetes o que colaboren con tareas del hogar específicas.
Invitarlos a tomar decisiones:
Aunque sean pequeñas, es importante no tomar todas las decisiones por ellos. Esto los ayudará a ser más independientes y reforzar su autoestima. Por ejemplo: “¿Qué fruta quieres comer hoy de postre, puedes elegir entre pera o manzana?”.