Vómitos en el niño: ¿qué hacer?
Los vómitos son un síntoma muy frecuente en la infancia, especialmente en niños más pequeños. Se producen por múltiples causas: puede ser la exteriorización de un trastorno orgánico (agudo o crónico) y también la consecuencia de un conflicto emocional.
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1-Agudos: Pueden ser producidos por gastroenteritis, rinofaringitis virales, faringoamigdalitis, infección urinaria, meningitis, apendicitis aguda con o sin peritonitis, invaginación u obstrucción intestinal, intoxicaciones y acidosis diabética. 2-Crónicos: Son producidos con mayor frecuencia por técnica alimentaria inadecuada, reflujo gastroesofágico, intolerancia a la proteína de leche de vaca, alteraciones metabólicas, hipertensión intracraneana, lesiones obstructivas del tubo digestivo o por vómitos funcionales- habituales. Revisemos en detalle dos de estos casos: Son relativamente frecuentes en los primeros 3 meses de vida en presencia de madres sin mucha experiencia o muy ansiosas. Son episodios intermitentes y ocurren inmediatamente después de la alimentación. Se producen cuando la preparación de la mamadera no es la adecuada y contiene leche muy concentrada o muy diluida. También cuando el chupete es inadecuado (orificio muy grande o muy pequeño), si el niño tiene el pañal muy apretado (le comprime el abdomen) o cuando se mueve mucho al estar recién alimentado. Ocurren, además, en recién nacidos alimentados al pecho si la madre no tiene suficiente leche, cuando se amamantan por períodos prolongados y degluten aire en exceso. En todos estos casos los vómitos ceden al corregir la técnica de alimentación. Pueden presentarse en los primeros meses de vida, pero son más frecuentes entre los 8 meses y los 3 años. En este caso los vómitos exteriorizan estados de tensión emocional y muchas veces expresan rechazo ante una determinada actitud materna. Pueden ocurrir, por ejemplo, cuando la madre exige que el niño ingiera más alimento del que este desea, cuando se le castiga o no se accede a sus caprichos. En niños mayores pueden exteriorizar el rechazo a asistir al jardín infantil o colegio. En este caso los vómitos se presentan casi siempre cuando el niño no quiere separarse de su madre. Para el diagnóstico de vómitos funcionales es importante recopilar información dirigida y detallada. Tienden a disminuir cuando el niño se acostumbra a la separación, aunque a veces puede ser necesario recurrir a un especialista. ¿Pero qué pasa si un niño que habitualmente no es vomitador empieza una noche a presentar vómitos repetidos? Lo más probable en ese caso es que los vómitos tengan como causa una infección viral leve y que no duren más de algunas horas. En este caso, lo primero que deben hacer los padres es suspender los alimentos sólidos y empezar a darle líquidos al niño para evitar la deshidratación. Lo cierto es que si se producen vómitos muy abundantes y repetidos existe riesgo evidente de deshidratación, la que puede ser leve, moderada o grave: Se manifiesta en que el niño tiene sed, la mucosa bucal está algo seca y disminuye la diuresis. Aumenta la sed y hay mayor sequedad de la mucosa bucal, no hay lágrimas, aparece irritabilidad, los ojos se ven un poco hundidos, hay marcada disminución del volumen de orina y aparece el signo del pliegue en la piel. Esto significa que la piel pierde en parte su elasticidad y al pellizcarla no vuelve a la normalidad, sino que se mantiene el pliegue cutáneo provocado por el pellizco. Aparece letargia, compromiso de conciencia, los ojos están muy hundidos y secos, disminuye la sed y el niño bebe poco o no es capaz de hacerlo. En los casos de deshidratación leve o moderada el niño puede hidratar por vía oral aumentando la ingestión líquidos en forma fraccionada, con frecuencia y en pequeñas cantidades. Se puede empezar con cucharaditas cada 5 o 10 minutos, aumentando la cantidad en forma progresiva según la tolerancia. Para hidratar al niño se puede recurrir a agua, jugos, bebidas sin gas o Gatorade si solo hay vómitos. Se debe dar una solución hidratante especial cuando, además, hay diarrea (Pedialyte y otras a la venta en farmacias). Una vez que el niño retiene líquidos sin vomitar se pueden ofrecer alimentos de mayor consistencia, como gelatina, galletas de soda o de agua, pan tostado o algunos cereales. La idea es tener una alimentación liviana, blanda, sin grasas (retardan el vaciamiento gástrico, lo que favorece la reaparición de vómitos) y fraccionada, antes de volver a la dieta normal. Mientras el niño se hidrata en esta forma es importante que los padres observen con atención síntomas de cuidado como diarrea severa, ausencia de orina, fiebre alta, somnolencia excesiva, sequedad de la boca, ojos hundidos o respiración profunda. Si aparece alguno de estos signos debe llamarse al médico de inmediato. En los casos de deshidratación grave es necesaria la hospitalización para hidratar al niño por vía endovenosa. Por: Dr. Francisco Larraín, gastroenterólogo infantil. [irp posts=»7531″ name=»Cómo enfrentar el estreñimiento en niños»]
Pero antes es necesario distinguir los vómitos de las regurgitaciones:
Tipos de vómitos
Vómitos por mala técnica de alimentación:
Vómitos funcionales-habituales:
Infección viral y deshidratación
1-Leve:
2-Moderada:
3-Severa: