Niños influencers: ¿existen riesgos?

Detrás de cada niño hay un padre o adulto responsable que gestiona y muchas veces motiva e incentiva al niño a entrar en este mundo virtual. A veces existen intereses económicos o el deseo de destacar los talentos de los hijos. En otras ocasiones son los mismos niños que, motivados por lo que ven en internet, desean formar parte de esta nueva tendencia y movilizan a sus padres para concretar su deseo.

¿Cómo repercute este fenómeno en los niños? ¿Es bueno para ellos estar en el mundo virtual? ¿Qué impacto tiene en su desarrollo? ¿Hay riesgos y consecuencias?

Ser influencer

Anna Katherina Kalbhenn, psicóloga clínica adultos y adolescentes, explica que el concepto de influencer hace referencia a una persona que destaca en las redes sociales o en sitios web y canales de comunicación, ejerciendo influencia en otros a través de publicaciones, contenidos y opiniones expresadas públicamente.

Los influencers son conocidos por determinados temas o líneas de contenidos. Sus seguidores son, por lo tanto, personas con intereses en común, quienes los ven como referentes.

“Muchos niños no solo sueñan con ser profesionales tradicionales, sino que también sueñan con ser personas conocidas en internet. Para ellos, el ser influencer es otra opción de carrera u oficio que, además tiene una ventaja: no hay una edad mínima para ejercerla”, explica.

En el mundo de YouTube e Instagram

YouTube permite la inscripción de niños a partir de los 14 años, pero es posible ver a muchos menores, incluso de 7 años, generando contenidos en el sitio. Esto debido a que sus padres crean la cuenta por ellos y los ayudan a desarrollar diferentes videos.

“Según Google, el 64% de los niños entre 2 y 5 años usan YouTube como medio de entretención, y a partir de los 6 años siguen a otros niños youtubers. Ellos muestran juguetes, rutinas de juegos y actividades que preparan en conjunto con sus padres, lo que resulta sumamente atractivo para otros niños ya que son referentes de su propia edad”, explica la psicóloga.

Los youtubers pueden llegar a generar importantes ingresos mensuales. YouTube paga un porcentaje por visitas y existen marcas que, al ver su éxito, les piden que publiciten sus productos sumando más dinero.

“Ryan Guan (Kaji) es un niño de 8 años que en 2015 comenzó a subir videos abriendo sus juguetes. Hoy su canal se llama Ryan’s World, tiene más de 25 millones de suscriptores y genera ingresos superiores a los 26 millones de dólares anuales. Actualmente es un negocio familiar donde sus padres y hermanas también participan”, comenta Anna Katherina.

Instagram es una red social cuya función principal consiste en compartir fotografías y videos con otros usuarios. La cantidad de niños influencers en esta red también crece a pasos agigantados, generando ingresos similares o incluso superiores respecto de muchos influencers adultos. Un ejemplo es Fashion Alerta, niña de 8 años, experta en moda, con más de 1 millón de seguidores y que ha aparecido en revistas como Vogue y Harper’s Bazaar.

Por la capacidad que tienen de influir y llegar a gran cantidad de personas, muchas empresas y marcas ven a estos niños o adultos como un medio para dar a conocer o promocionar sus productos. A juicio de la experta, esta situación abre importantes debates éticos y reflexivos en el caso de influencers pequeños, ya que se están exponiendo al trabajo a temprana edad.

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Consecuencias y riesgos

• Los niños influencers conviven con una importante sobreexposición. Al exponerse ante la mirada pública se someten a diversos comentarios y opiniones.
• Al ser un canal o cuenta abierta todos pueden comentar sobre lo que ellos hacen y dicen en sus videos. También sobre sus fotografías e historias.
• Estos comentarios y opiniones no siempre son positivos y pueden tomar forma de críticas, ofensas, burlas y agresiones. Esto puede generar daños emocionales en el niño, pues su capacidad para regular emociones aún está en desarrollo.
• Los niños tienden a frustrarse fácilmente, a veces no saben manejar esta frustración y caen en autocríticas destructivas. Esto repercute negativamente en su autoestima y autoconcepto.
• El amor propio de los pequeños influencers dependerá en gran medida de las opiniones de otros, existiendo la necesidad de satisfacer las miradas externas.
• Esto puede generar una sobrevaloración del aspecto físico, del cuerpo y de la imagen personal. A su vez, esto puede ser semilla para un trastorno de conducta alimentaria.
• No solo la opinión de otros puede afectar a estos niños, sino que también la cantidad de visitas y likes que tengan sus videos y publicaciones.
• Esta situación puede generar una dependencia significativa a los likes. Y si estos no son suficientes podría ser fuente importante de frustración y enjuiciamiento. Nuevamente su autoestima y estado de ánimo pueden verse afectados.
• Los likes representan un riesgo de adicción. A nivel cerebral un like tiene un impacto similar al del consumo de una sustancia tóxica. Cada like tiene el poder de desencadenar una descarga de dopamina, neurotransmisor asociado al sistema del placer. Frente a ello, nuestro cerebro va necesitando cada vez más likes, generándose progresivamente una adicción.
• Como la personalidad del niño está en desarrollo puede verse afectada por la exposición a falsos valores, falsas creencias y estereotipos.
• El niño puede desarrollar una sensación de grandiosidad y omnipotencia al verse como estrella virtual. Como nadie es tan grandioso ni omnipotente, al enfrentarse a la realidad se encontrará con aspectos más vulnerables de sí mismo.
• Esto puede generar sufrimiento y frustración, lo que tiene impacto en la autoestima. Si el impacto es muy fuerte los niños podrían enfermarse emocionalmente y desarrollar síntomas depresivos y/o ansiosos.
• En el caso de los menores también pueden verse afectadas otras áreas de su vida, como la académica y social, ya que dedican horas de su día a esta realidad virtual descuidando sus estudios y la interacción con otros pares.
• Ser influencer puede llegar a ser un verdadero trabajo para el niño. El alejamiento de los estudios generará vacíos en el aprendizaje en momentos clave para su desarrollo, los cuales muchas veces son irreversibles.
• Por el hecho de interactuar menos con sus pares limitan su socialización, situación que no solo impide la práctica del rol social, sino que también los priva de la felicidad inherente que trae el contacto con otro.
• Existe riesgo de acercarse a personas desconocidas que pueden obligar al niño a hacer cosas que no quiere o de las cuales no es consciente por el riesgo que implican (ciberacoso).
• Todo contenido publicado puede ser utilizado por cualquier persona y no siempre de la mejor manera. La información puede ser malinterpretada. No olvidar que todo lo que es subido a internet, queda en internet.

Riesgos para la audiencia

Existen también diferentes riesgos para los niños que están al otro lado de la pantalla, es decir, quienes admiran a los influencers infantiles:

• Los niños pueden frustrarse y deprimirse al soñar con la realidad de los influencers, una realidad en donde todo es posible, donde están los mejores juguetes, donde solo hay felicidad, gozo y pocas normas. Una realidad feliz que no es verdadera.
• Otro riesgo es que su autoestima y autoconcepto se dañen, ya que tenderán a compararse con personajes perfectos (pueden caer en trastornos de alimentación).
• Los niños se exponen a contenidos y mensajes que no siempre son adecuados. Los padres deberían preguntarse: ¿Qué mensajes reciben mis hijos? ¿Qué información transmiten los influencers? ¿Estoy de acuerdo como padre con estos contenidos?

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