Paula Rojas, académica de Campos Clínicos de
UDLA, sede Viña del Mar, comenta que la audición juega un rol fundamental en el desarrollo emocional, social y cognitivo de un niño, por lo que una pérdida leve de audición puede afectar su capacidad de hablar y entender el lenguaje. Y esto puede traer consecuencias en el aprendizaje.
“En invierno hay muchas variables que causan enfermedades respiratorias en los niños, como por ejemplo la otitis media, desencadenando fuerte dolor, irritabilidad e incluso pérdida auditiva fluctuante o hipoacusia. En los más pequeños la tuba auditiva, que se encuentra en el oído medio, es anatómicamente más horizontal que en los adultos, por lo que permite que los microrganismos provenientes de las estructuras nasofaríngeas lleguen al oído medio con más facilidad, generando líquido al interior de este, el que a veces se sale por la rotura de la membrana timpánica”, explica la fonoaudióloga.
Principales cuidados
- Proteger a los niños de cambios bruscos de temperatura, del viento helado y el frío.
- Fortalecer el sistema inmunológico, privilegiando una alimentación nutritiva y la realización de actividad física.
- Ventilar a diario los espacios de las casas para favorecer la circulación de aire.
- Practicar buenos hábitos de comunicación, principalmente evitando hablar en lugares de mucho ruido, para no esforzar la voz.
- Evitar el ruido, ya que la exposición prolongada a este tipo de ambiente puede causar traumatismo acústico, dañando las células ciliadas del oído interno y provocando la disminución de la audición.
Limpieza de los oídos
No se deben introducir objetos extraños en el conducto auditivo de los niños. Los llamados “cotonitos” sirven solo para limpiar el pabellón auricular (orejas) y no para ser introducidos en el oído con el fin de extraer cerumen.
Es importante tener en cuenta que este último es una barrera protectora contra el agua, lubrica el tejido del conducto auditivo externo, repele los insectos y es levemente bacteriostático (impide la reproducción de bacterias). Los oídos tienden a limpiarse solos expulsando la cera hacia el exterior y ahí se puede recoger limpiando el pabellón auditivo con cuidado.
En el caso de formarse un tapón de cerumen se aconseja no introducir ningún objeto ni aplicar sustancias sin prescripción médica. Lo correcto es acudir a un fonoaudiólogo para realizar evaluación (otoscopía) y posterior lavado de oído clínico.
Mascarillas, voz y audición
Usar prolongadamente la misma mascarilla sin cambiarla permite la propagación de otras infecciones bacterianas o víricas, pudiendo provocar resfríos y otitis.
Además, el uso de mascarilla, junto con la distancia física, atenúa la fuerza con que se proyecta la voz, lo que provoca que el niño esfuerce su voz, tensando las cuerdas vocales y pudiendo ser causante de disfonías. También se puede presentar dificultad en la audición para menores que sufren otitis media.
Uso de audífonos
Con la virtualización de muchas actividades, el uso de audífonos ha aumentado en niños y jóvenes estudiantes, quienes a diario y por largas horas ocupan estos aparataos para escuchar sus clases. Por ello, es necesario regular su uso prolongado, disminuyéndolo a lo menos posible y siempre procurando que el volumen del sonido sea el adecuado. Preferir, en lo posible, audífonos tradicionales antes de los intracanal.
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