Detalla que la capacidad de empatía, confianza mutua, repertorio conductual y capacidad de usar dicho repertorio, así como la habilidad de utilizarlo en el momento apropiado, impacta el resultado obtenido a la hora de abordar estas situaciones. Además, hay otros factores determinantes como la flexibilidad, capacidad para disfrutar juntos y cultivar momentos de intimidad, pero no necesariamente del
ámbito sexual.
A partir del modelo integrativo con el que trabaja la psicóloga, las fuerzas de intercambio juegan un rol clave. Estas se definen como manejo de la agresividad, desarrollo de las habilidades de comunicación, aumento de las instancias de disfrute en pareja, desarrollo de las capacidades de negociación, logro de acuerdos, desarrollo del ajuste sexual, aumentos del intercambio de conductas positivas y, sobre todo, el ajuste de expectativas.
En el caso de las parejas se propone trabajar hacia un “juntos somos más y juntos cada uno crece”. Migrar desde el yo hacia el nosotros con tolerancia y flexibilidad.
[irp posts=»1717″ name=»Mi pareja es muy dependiente de su mamá: ¿qué hacer?»]
Encuentro con el terapeuta
Esta una pregunta muy frecuente dentro de las parejas. Pero al ser un tema tan amplio es difícil responder desde un solo enfoque.
“Las personas piensan que la terapia de pareja tiene como objeto mejorar las relaciones. Sin embargo, aunque este asunto es de la primera atención, no siempre es posible continuar una relación cuando está muy desgastada o cuando los miembros de la pareja han seguido sendas de desarrollo personal o profesional que los llevan por caminos divergentes”, cuenta Susana Romero.
En ese sentido, la terapia de pareja podría trabajar en conjunto el proceso de ruptura, con el objetivo de que sea más adaptativo para todos los miembros del subsistema. Sobre todo cuando existan hijos/as y deba cuidarse la continuidad de la relación. Ahí es cuando el terapeuta juega un rol clave junto a la pareja al equilibrar las fuerzas, llevando a cabo una salida más sana.
Respecto a los motivos que nos pueden llevar a terapia de pareja, la especialista considera que pueden ser múltiples. “Desde que desea tener un hijo y su pareja no vibra en la misma sintonía, hasta que nota que su pareja se ha distanciado y teme por la estabilidad de la relación. Otras veces son los celos experimentados o lo que nos asfixia. Por ejemplo, la llegada del primer hijo, el ingreso de los hijos al colegio, entre otros”, señala.
Finalmente la psicóloga es categórica en decir que la única razón importante es aquella que en lo personal nos afecte y no nos permita disfrutar la vida en plenitud.